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En Nicaragua no prospera el diálogo entre gobierno y oposición, pese a que en la última semana han sido liberados 100 presos políticos que habían sido capturados por hacer parte de las constantes movilizaciones que se registran en este país desde abril del año pasado.
La razón: no hay acuerdo para que frene la represión y la oposición no dejará de encontrar en la calle un escenario para mostrar el descontento que se tiene contra el régimen de Daniel Ortega.
La situación está así. Hace un mes, con el inicio de los diálogos entre las partes, se pactó que los presos políticos serían liberados, que se respetaría la libertad de movilización y de prensa y que se garantizaría un “libre” retorno a los exiliados, pero nada de esto se ha concretado.
El pulso no ha rebajado. Aunque la oposición y la Alianza Cívica nicaragüense vio como un paso adelante la liberación de los presos políticos, recordó que no están libres del todo y, además, la cifra podría llegar a 600. Cuando se dice que no están del todo libres, se refieren a que se mantienen bajo prisión domiciliaria y bajo supervisión del régimen.
El excandidato presidencial Edmundo Jarquin, en diálogo con EL COLOMBIANO, explica que, naturalmente, como en todo proceso de diálogo hay avances y retrocesos, pero que, en este caso, son más evidentes los retrocesos.
“La Alianza Cívica dijo que no volverá a sentarse en el proceso de negociación, mientras no se libere a la totalidad de los presos políticos, que es el tema de discusión”, sostiene Jarquin, al explicar que hay otra preocupación, además de la cifra: el régimen dice que son 132 presos políticos y la Alianza dice que son alrededor de 600. Es decir, la diferencia es de 468 casos.
“Se tendría que conciliar y revisar la cifra definitiva, porque si no cuadra, quiere decir que están desaparecidos, exiliados, escondidos” o, en el peor de los casos, muertos.
Aquí la tarea también estará en las manos del Comité Internacional de la Cruz Roja (Cicr), que ha estado al tanto de la situación.
Dora María Téllez, historiadora y opositora nicaragüense, señala que todo esto se da por la “falta de voluntad política de Ortega”. Además, sostiene que los ejemplos claros de los incumplimientos están en que, ante una movilización llega la represión.
“Ni siquiera La Prensa y Nuevo Diario (periódicos de ese país) pueden sacar el papel, que lo tienen (desde noviembre pasado) en las aduanas, y aún hay periodistas que, por el simple hecho de hacer su trabajo, están en la cárcel”, agrega Téllez.
Aunque el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) sesionó ayer para discutir la situación de Nicaragua, los resultados no son nuevos. El reclamo de la OEA consistió en los mismos puntos que se acordaron en la mesa de diálogo entre el régimen y la oposición de hace un mes y que, por ahora, no dan frutos.
Sobre estos resultados, Téllez señala que la resolución emitida este martes por la OEA es “correcta”, pero “no hay nada nuevo, porque se firmó con Ortega hace un mes”.
Sin embargo, cuestiona el cambio de discurso del régimen, que hace un mes dijo que estaba de acuerdo con lo pactado con la oposición, pero ayer el vicecanciller de Nicaragua, Valdrack Jaentschke, manifestó ante la OEA que rechazaba la reunión convocada por el gobierno de Canadá y señaló que no estaba de acuerdo con el texto adoptado, dado que se mantenía “la lógica del intervencionismo en los asuntos internos” de las naciones y promueve “la desestabilización interna”.
Uno de los puntos establecidos en el texto de la OEA insta a “las partes a que avancen en un diálogo efectivo y de buena fe mediante la liberación incondicional de todos los presos, antes del 18 de junio”, cuya liberación deberá contar “con mecanismos de monitoreo y verificación”.
Además, dice la OEA, se debe permitir el ingreso y trabajo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de sus mecanismos de protección de derechos.
Sin embargo, tal cual lo planteó el vicecanciller, por lo menos este último punto resulta inviable para Nicaragua, pues es considerado como una intromisión en los asuntos políticos nacionales.