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EE. UU. busca salidas a la crisis de refugiados en Latinoamérica

Diplomática estadounidense dice que relación con Colombia no cambiará después de Obama.

  • El embajador de EE. UU. en Colombia, Kevin Whitaker, y Mari Carmen Aponte, oriunda de Puerto Rico y representante de la comunidad hispana en la diplomacia estadounidense. FOTO cortesía
    El embajador de EE. UU. en Colombia, Kevin Whitaker, y Mari Carmen Aponte, oriunda de Puerto Rico y representante de la comunidad hispana en la diplomacia estadounidense. FOTO cortesía
10 de agosto de 2016
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Convocar a un grupo de países de la ONU para que reciban migrantes y apoyar a Costa Rica en su decisión de colaborar con refugiados víctimas de la violencia, hacen parte de la estrategia de EE. UU. para enfrentar esa crisis regional, en la que miles de personas hacen un éxodo por el “sueño americano”.

Así lo explica Mari Carmen Aponte, Subsecretaria de Estado Adjunta (e) para Asuntos del Hemisferio Occidental, quien vino a Colombia para visitar varios proyectos patrocinados por su Gobierno.

La región, y en especial Colombia, padecen una difícil situación por los migrantes extranjeros, sobre todo los que vienen de Cuba con la esperanza de llegar a EE. UU. ¿Qué acciones está tomando su Gobierno?

“Somos conscientes de la crisis y estamos mirando opciones. Hay que recordar que el origen de esto es una legislación del Congreso en 1966 (Ley de Ajuste Cubano), y al igual que el Embargo, es el Congreso el que tiene la autoridad para hacer cambios. Ya están promoviendo algunos, en espacios que se han creado en el Congreso con representantes cubanoamericanos, que piden cambios en esa ley. Eso está creando debates, para medir opciones”.

Ese es un aspecto político, ¿pero qué hay de lo humanitario, que es más urgente? Los migrantes varados en Colombia piden que EE. UU. ayude con un puente humanitario. ¿Han contemplado esa medida?

“El presidente Barack Obama está trabajando en una reunión de varios países durante la Asamblea General de la ONU en septiembre, en Nueva York. Será una conferencia para tratar el tema de refugiados y ver cómo podemos, como comunidad internacional, comprometernos a ayudar a los que estén estancados en países. Se está trabajando con diferentes naciones para que consideren aceptar refugiados y ayudar a regularizarlos. El otro esfuerzo es en Centroamérica, donde Costa Rica ha decidido trabajar con la ONU y nosotros para procesar a refugiados víctimas de violencia y que sean aceptados en otros países, donde puedan ser regularizados”.

¿Cómo ve el proceso de referendo revocatorio contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro?

“EE. UU. está muy preocupado por el deterioro que está ocurriendo en Venezuela. Creemos que la revocatoria, que es un mecanismo constitucional, es muy útil y debe ser implementada oportunamente. También observamos los diálogos que están sucediendo a través de José Rodríguez Zapatero (con el Gobierno y la oposición), esos diálogos y la libertad de los prisioneros políticos son importantes, pero la revocatoria debe funcionar porque es un mecanismo de ellos mismos, autorizado por su Constitución”.

EE. UU. y Venezuela llevan seis años sin embajadores, ¿hay posibilidad de que se arreglen sus relaciones en el mediano plazo?

“Nosotros quisiéramos normalizarlas, ese tipo de fluidez en las relaciones hace falta. A veces el gobierno venezolano ha enviado señales de que le gustaría hablar, sobre todo en los últimos tres o cuatro años, el Presidente (Obama) ha dicho que le gustaría tener un embajador, pero algo sucede y esa idea se descarrila. Nosotros seguimos abiertos a que pueda funcionar”.

¿El acercamiento que han tenido con Cuba no ha servido para distensionar las relaciones con Venezuela?

“Vemos las dos relaciones totalmente separadas, pero en el curso de las relaciones bilaterales siempre hay conversaciones de cómo el otro país ve esas situaciones. Eso se discute, mas no necesariamente tiene resultados concretos. La relación entre Cuba y EE. UU tomará mucho tiempo en llegar a, por ejemplo, como es con Colombia. Las diferencias de opiniones con el régimen cubano son muchas, pero no quiere decir que no podamos trabajar en áreas donde sí tenemos acuerdos, como los vuelos a Cuba, los correos, el medio ambiente. Ahí hay progresos. Otros temas, como dicen en mi Puerto Rico querido, son huesos duros de roer”.

Sabemos que hay nexos de Hezbolá con grupos criminales de América Latina, ¿pero ustedes han detectado conexiones con el Estado Islámico (Isis) u otros grupos de Medio Oriente?

“El terrorismo es un problema global, todos los países debemos cooperar y estar alertas, pendientes de que no entre en nuestras fronteras, y la mejor forma de hacerlo es creando redes, como lo estamos haciendo con Colombia en contra del narcotráfico. Es importante dar el mensaje de trabajar juntos, porque hay que parar el terrorismo”.

Habla de prevención, ¿pero han detectado un movimiento real de grupos terroristas en la región, algo que pueda catalogarse como amenaza?

“Estamos pendientes de esos movimientos, hay temas que no podemos hablar públicamente, pero ese tema consume mucha energía del secretario de Estado John Kerry, y sé que Colombia ha sido de mucho apoyo en esta lucha. Acabo de estar en la ceremonia de apertura de las Olimpiadas y cada 15 minutos yo decía: ‘Dios mío, que no suceda nada’, y no era la única. Brasil está haciendo una labor magnífica en prevenir, porque esa es la solución”.

Hay mucha expectativa en la región por el próximo cambio de Gobierno en EE. UU. y las ideas del candidato Donald Trump, unas contra los inmigrantes latinos. Independiente de quién gane, ¿qué se puede esperar en la relación de EE. UU. con la región?

“La relación seguirá siendo fuerte, en especial con Colombia, no importa quién sea el Presidente. A veces los candidatos dicen cosas extraordinarias, pero cuando se sientan en esa silla y ven la realidad, ahí es donde se toman las decisiones. Estamos viendo una serie de retóricas, pero la realidad se impone, y esta muestra que la relación de EE. UU. con Colombia sirve a los intereses de ambos países, eso no va a cambiar. Yo vengo de la comunidad hispana en EE. UU. y he visto cómo su participación en cargos políticos cambia al Gobierno, no importa quién sea el Presidente. La comunidad mexicoamericana tiene un poder extraordinario a través de los congresistas que ha elegido; los puertorriqueños tienen tres representantes en el Congreso, son herramientas que podemos usar para estar seguros de que los intereses bilaterales son constructivos. Es el poder que tenemos en EE. UU. (los latinos) y tenemos que usarlo”.

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