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Estados Unidos anunció su retiro del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la Organización de Naciones Unidas (ONU). La decisión se dio un año después de que el país amenazara con ausentarse del organismo debido a su descontento con las políticas que el Consejo ha tomado en contra de Israel y la participación de países como Cuba, China, República del Congo y Venezuela, que EE.UU. califica como naciones en las que se están violando los derechos.
El Secretario de Estado de ese país, Mike Pompeo, aseguró que el CDH “es un pobre defensor de los Derechos Humanos” y se ha convertido en “un ejercicio de hipocresía en el que se ignoran los casos más graves de violación a los mismo y están sentados los que más los ofenden”. Por su parte, la embajadora de EE.UU. ante ese organismo, Nikki Haley, explicó que estuvo trabajando durante un año para que la situación dentro del Consejo “mejorara, pero se volvió peor”. Señaló que las resoluciones que el CDH ha sacado en contra de Israel son “una prueba de que el consejo está motivado por razones políticas, no por Derechos Humanos”, también habló de la “hipocresía” de este organismo intergubernamental de la ONU y concluyó diciendo que esta se trata de “una organización que no está funcionando como lo que dice su nombre”.
El anuncio se da en un momento en el que EE.UU. es criticado por sus políticas migratorias, que han separado a los menores de edad de sus padres inmigrantes en la frontera con México. El decano de la Escuela de Ciencias Sociales de la UPB, Ramón Maya, indicó que separar a los niños de sus madres es una de las practicas que más agreden los Derechos Humanos en las que ese país es reiterativo, lo que significa que “EE.UU. se sale de un organismo al que tendría que dar cuenta de sus acciones” y señaló que este es un mensaje que da sobre su capacidad de ser “una nación que se siente con poder suficiente de tomar medidas que considera consecuentes”.
Algunos internacionalistas han señalado que este tipo de acciones de EE.UU. responden a un fenómeno de aislamiento del país, pero Maya indicó que se trata de un mensaje de unilateralismo que quiere dar al mundo, teniendo en cuenta que ha tenido malos gestos con aliados tradicionales como sus vecinos, México o Canadá, y, en contraste, está implementando “buenos gestos” con enemigos históricos como Rusia, país que solicitó incluir de nuevo en el G7, o Corea del Norte, luego de su reunión con Kim Jong-un.
Esta salida se suma al retiro de ese país de la Unesco, que anunció en octubre del año pasado, y a una serie de medidas que no han recibido una buena acogida en el panorama internacional como construir un muro en la frontera con México y romper la Alianza del Pacífico .