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Estados Unidos abre las puertas de su embajada en Jerusalén

  • FOTO AFP
    FOTO AFP
14 de mayo de 2018
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Estados Unidos inauguró oficialmente su muy polémica embajada en Jerusalén este lunes, en una ceremonia que incluyó un video del presidente estadounidense, Donald Trump.

Trump dijo en la grabación para la ceremonia que Estados Unidos sigue comprometido con alcanzar una paz duradera en Oriente Medio, aunque el traslado de su embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén haya provocado indignación.

Una placa fue descubierta en la ceremonia.

Unas horas antes tuvieron lugar unos violentos enfrentamientos a lo largo de la frontera de la Franja de Gaza, dejando al menos 41 palestinos muertos por fuego israelí y provocando cientos de heridos en el día más sangriento del conflicto en años.

Decenas de miles se congregaron cerca de la frontera en protesta mientras que un número menor de palestinos que arrojaban piedras se acercaron a la valla y trataron de abrirse paso, con francotiradores israelíes colocados en el otro lado.

El embajador estadounidense en Israel, David Friedman, también habló en la ceremonia en Jerusalén y Trump recibió una ovación cuando fue mencionado.

Friedman se refirió a la ubicación de la embajada como “Jerusalén, Israel”, arrancando muchos aplausos.

El vicesecretario de Estado estadounidense, John Sullivan, encabezó la delegación de Washington en la inauguración, que contó también con Ivanka, la hija de Trump, y su marido, Jared Kushner, ambos consejeros de la Casa Blanca, así como el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin.

El estatuto de Jerusalén es, tal vez, el problema más espinoso del conflicto palestino-israelí.

Israel considera a la ciudad entera su capital, mientras que los palestinos ven Jerusalén Este como la capital de su futuro Estado.

Entre la satisfacción y la resignación

Resignación por parte palestina y satisfacción contenida en el lado israelí: las reacciones de la gente reflejan este lunes la división en la ciudad santa, que albergará la embajada de Estados Unidos.

El barrio palestino de Jabal Mukaber, fronterizo con el que alberga las instalaciones de la embajada, escenario en el pasado de enfrentamientos entre sus habitantes y las fuerzas del orden israelíes, estaba calmo por la mañana.

Husein Iwesiat, que participa en la gestión del barrio, confía a la AFP que “este traslado no influirá en la vida de los habitantes, pero tendrá un impacto político, ya que reforzará a Israel e incitará a la intolerancia”.

“La ocupación (israelí) será animada a volverse más violenta”, predice.

Para los palestinos, el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén, decidido por Donald Trump, quien respalda el reconocimiento por parte de Estados Unidos de la ciudad como capital de Israel, es visto como una provocación insoportable.

Sin embargo, la Ciudad Vieja, situada en la parte palestina anexada por Israel, estaba bastante tranquila y la mayoría de las tiendas permanecían abiertas.

Sentado frente a la tienda de antigüedades donde trabaja, Ali Jaber, de 53 años, café en mano, ve pasar turistas despreocupados. “Me siento insultado como árabe, humillado por todo lo que pasa. ¿Hasta dónde llevarán la ocupación? ¿Pero qué podemos hacer?”, se pregunta, fatalista, este comerciante que siempre ha vivido en Jerusalén.

Nihad Abu Snaineh, de 32 años, sentada en medio de la colorida ropa de su tienda, en pleno zoco, no cree en las manifestaciones. “Si hubiera una gran manifestación la policía no nos daría ningún regalo, golpearán a los manifestantes, les meterán en la cárcel. ¡Incluso meten a los niños en la cárcel!”, se enfada.

Al otro lado de las murallas de la Ciudad Vieja, en la principal arteria del centro de Jerusalén Oeste, ondean banderas estadounidenses e israelíes.

Loai Jalil, de 40 años, también está trabajando. En su tienda de recuerdos, defiende su presencia como “una forma de resistencia”. “Mi presencia es mi vínculo con Jerusalén”, añade.

Por su parte, Hamed, de 25 años, cuelga telas de colores delante de su tienda. Para él, las celebraciones en realidad reflejan cierta preocupación de los israelíes.

“Cuando tu casa no te pertenece, te sientes obligado a decirles a todos que es tuya”, asegura.

Alegría contenida del lado israelí

Al otro lado de las murallas de la Ciudad Vieja, en la principal arteria del centro de Jerusalén Oeste, ondean banderas estadounidenses e israelíes.

Para Elisa Rak, de 31 años, madre de dos niños, que vive en Jerusalén desde hace 12 años, “es un día particular pero habría preferido que el traslado de la embajada se hubiera hecho por un tipo que no sea un racista homófobo”, en referencia a Trump.

Unos metros más lejos, la gente está sentada en las terrazas de los cafés o de compras.

“Soy escéptico respecto al futuro, pero el apoyo estadounidense a Israel es importante”, cree Yaakov Cohen, que inmigró desde Estados Unidos hace 25 años y vive en la región de Jerusalén. “Si las palabras tienen un sentido, los hechos todavía más, por lo que es un día histórico”, dice.

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