viernes
7 y 9
7 y 9
El Palacio de Nariño se está jugando sus principales cartas en relaciones internacionales para conseguir el apoyo político y económico que garantice la implementación del acuerdo final de La Habana con las Farc.
En esa dinámica será fundamental el rumbo que tome su aliado Estados Unidos cuando haya un relevo en la Presidencia, que según los recientes resultados preelectorales, podría definirse en noviembre entre la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump. ¿Cuál de los dos le conviene más al proceso de paz?
Juan David Escobar, director del Centro de Pensamiento Estratégico de la Universidad Eafit, señala que ninguna de estas dos opciones tendría cambios sustanciales en la postura estadounidense frente a las negociaciones.
“Si lo hacen, correrían el riesgo de que a nivel mundial los vean como opositores a un proceso de paz, y ellos no quieren eso, y su Congreso tampoco”, opina Escobar.
Para el académico, amarrado al tema del fin del conflicto en Colombia, hay otra situación que los norteamericanos quieren impulsar.
“El presidente Barack Obama está enfocado en normalizar las relaciones con Cuba, y si las Farc no firman la paz, no podrán excluirlas de la lista de terroristas; y en ese caso, como Cuba apoya a la guerrilla, tampoco podría sacarla de la lista para mejorar la diplomacia entre ambas naciones”.
Santiago Leyva Botero, doctor en Administración Pública y docente de Ciencias Políticas, coincide en que tanto para los republicanos como para los demócratas, “la salida negociada al conflicto armado en nuestro país es un asunto de relativo consenso desde hace más de 15 años, cuando comenzó a ejecutarse el Plan Colombia”.
La semana pasada, el Senado en pleno de EE.UU. aprobó la Resolución N°368, en la que reconoce los esfuerzos de Colombia para alcanzar la paz por la vía del diálogo, y le solicita a la Casa Blanca que apoye la implementación del futuro acuerdo con los subversivos.
Esto no solo es importante por el espaldarazo político bipartidista, sino porque a fin de cuentas será el Congreso el que decida sobre el monto económico del paquete de ayudas, como señala Leyva.
La propuesta del presidente Obama es que en el primer año del nuevo plan Paz Colombia, haya un desembolso de 450 millones de dólares, de los cuales 33 millones de dólares serán para programas de desminado humanitario.
La idea de Washington es que ese proyecto se discuta y apruebe en el Congreso antes de las elecciones presidenciales.
Pese a que le auguran un ambiente favorable al proceso de paz, independientemente de quién sea el próximo mandatario estadounidense, algunos analistas creen que, con Clinton, habría más receptividad a las necesidades colombianas.
“Los republicanos han tenido mucha cercanía con Bogotá desde los años ochenta y tienen la tendencia a fortalecer los lazos con sus aliados en la región; pero, en su política exterior, los demócratas son más cooperativos y asociativos que ellos”, señala Luis Fernando Vargas Alzate, historiador y magíster en Estudios Políticos con énfasis en Relaciones Internacionales.
En ese mismo sentido se expresa Óscar Medina Arango, especialista en Estudios Políticos y magíster en Negocios Internacionales: “es mucho más probable que el gobierno de Hillary Clinton brinde el apoyo necesario al proceso de paz, teniendo en cuenta el trabajo que ella ha realizado hasta ahora y la manera en que ha llevado su campaña electoral”.
A juicio de Medina, lo que propone Trump en su campaña es “cerrar a Estados Unidos”, en términos de restarle importancia a los tópicos externos para privilegiar la agenda interna.
“Con Clinton, los proyectos para implementar el posconflicto se pueden mejorar y profundizar; con Trump, la aprobación de las ayudas podría demorarse, por no ser la prioridad”, comenta el experto, y añade que él siempre se ha preguntado “hasta dónde en Washington le van a dar vía libre a Trump en la política exterior”.
Aquí salta otro interrogante que podría condicionar el apoyo que está pidiendo Juan Manuel Santos: ¿qué tan importante será Colombia en la agenda del futuro gabinete?
Para Leyva, nuestro país “no es una prioridad para EE.UU. en este momento, porque ellos tienen situaciones mucho más complejas en otras partes del mundo”.