viernes
7 y 9
7 y 9
Tras siete años de vaivenes entre la construcción, las protestas y el bloqueo, el oleoducto Keystone XL entre Canadá y el sur de Estados Unidos obtuvo la luz verde que esperaba de parte del actual presidente estadounidense, Donald Trump.
“Estamos muy agradecidos con el gobierno de Trump por revisar y aprobar esta importante iniciativa, estamos deseando trabajar con ellos para continuar invirtiendo en el fortalecimiento de la estructura energética de América del Norte”, afirmó Russ Girling, presidente de TransCanada, empresa a cargo de la obra.
Según detalló el portavoz de la diplomacia estadounidense, Mark Toner, el permiso para construir el oleoducto fue firmado por el subsecretario de Estado en funciones de EEUU, Thomas Shannon, toda vez que el jefe de la diplomacia de dicho país, Rex Tillerson, se apartó del asunto debido a que hasta enero fungió como CEO de la petrolera ExxonMobil, que tiene inversiones en las zonas que se beneficiarán de la obra.
Desde 2010, año en el que inició su construcción, se completaron tres fases del oleoducto en estados como Texas, Oklahoma, Kansas, Missouri, Illinois y Nebraska, pero la obra empezó a generar fuerte rechazo de grupos de ambientalistas y nativos americanos cuando se propuso la cuarta fase cruzando los estados de Dakota del Sur y Montana. El oleoducto cruzaría allí territorios de riqueza natural y étnica, de hecho, en la zona abundan los parques nacionales.
Por tal motivo, en 2015 el entonces presidente Barack Obama frenó dicho proyecto tras una larga revisión sobre su impacto medioambiental, que concluyó con la recomendación de su secretario de Estado, John Kerry, de rechazar el proyecto porque “podría socavar el papel de EEUU como líder global contra el cambio climático”.
Trump celebra
Horas después de la aprobación del proyecto, Trump acudió a una rueda de prensa en la Casa Blanca acompañado de Girling.
“Es un gran día para los empleos y la independencia energética de Estados Unidos. Es un momento histórico para América del Norte”, dijo el magnate.
“El hecho de que esta inversión de 8.000 millones de dólares en la energía estadounidense fue demorada por tanto tiempo demuestra cómo el gobierno estadounidense le había fallado al pueblo”, agregó.
“Hay miles de personas listas y ansiosas de ponerse a trabajar. Vamos a usar la mejor tecnología para esto, que va a crear miles de empleos”, concluyó.