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Ébola resurge en su cuna, pero aún no se autorizan vacunas

La República Democrática del Congo padece su séptimo brote del virus en cuatro décadas. Los organismos toman control, mientras los expertos piden vigilancia ante el temor a una expansión.

  • La República Democrática del Congo padece su séptimo brote del virus en cuatro décadas. Los organismos toman control, mientras los expertos piden vigilancia ante el temor a una expansión. FOTO AP
    La República Democrática del Congo padece su séptimo brote del virus en cuatro décadas. Los organismos toman control, mientras los expertos piden vigilancia ante el temor a una expansión. FOTO AP
El ébola resurge en su cuna, pero aún no se autoriza el envío de vacunas
17 de mayo de 2017
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La primera vez que el ébola dejó estragos en la República Democrática del Congo (RDC), en África Central, la ciencia sabía aún menos sobre el letal virus. Era 1976 y un médico belga, Peter Piot, intentaba descifrar las causas de los vómitos, la fiebre incontrolable y la diarrea en decenas de personas que terminaban muriendo sin saber qué les pasaba.

En su libro “Sin tiempo que perder: Una vida detrás de virus mortales”, Piot describió y mostró en imágenes la hazaña de llegar y mantenerse en un hospital misionero de Yumbuku, un pueblo del norte de la República asediado por la enfermedad, entonces sin nombre.

Aunque las monjas misioneras tenían a los enfermos en cuarentena y advertían con letreros y barricadas sobre el peligro de aquel mal desconocido, la ignorancia agravó el impacto del mal, que en ese primer brote se llevó a 280 personas.

Más tarde, Piot encontraría que los pobladores habían tocado cadáveres de monos y antílopes infectados, con el tacto y el intercambio de fluidos propagaron la enfermedad, y el panorama se agravó con la reutilización de agujas infectadas y con la manipulación de los cadáveres durante ritos funerarios.

Por el nombre del río Ébola, que corría cerca de Yumbuku, nombraron al virus y a la enfermedad que este producía. Desde entonces, seis brotes ha tenido ese país (ver infografía), y aunque han pasado cuatro décadas, la prevención es insuficiente y la cura, muy difusa.

La muestra es el reciente brote en la RDC. De acuerdo con la OMS (Organización Mundial de la Salud), tres personas fallecieron durante la última semana en la lejana provincia de Bas-Uele (noroeste), mientras hay 19 casos sospechosos y se busca a 125 personas que habrían estado en contacto con los enfermos.

Tarik Jasarevic, portavoz de la OMS y presente en la epidemia de ébola de África Occidental, que entre 2014 y 2016 provocó 28.638 contagios y 11.315 muertes, cuenta que aunque sabe que cualquier brote es muy serio, la RDC tiene una experiencia que le permite reaccionar.

“Tenemos una oficina allá, así que inmediatamente tuvimos reporte, nos movilizamos para soportar al Ministerio de Salud y proveer todo lo necesario. Tenemos la ventaja que no es una ciudad grande y será más fácil de controlar”, relata, y añade que aunque ya está disponible un prototipo de vacuna (la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización tiene 300.000 dosis disponibles y las ofreció para este brote), según la OMS se está discutiendo cómo obtener las autorizaciones del país y, eventualmente, cómo transportarlas de Europa a África.

Temor a la expansión

De acuerdo con David Cantero, director general de Médicos sin Fronteras para América del Sur, después de lo sucedido en África Occidental “todos están escarmentados de la necesidad de una respuesta oportuna frente al ébola”, y por eso espera que esta vez la OMS lo haga, luego de ser criticada por su inoperancia frente a la epidemia de 2014 por esta organización de médicos.

En ese sentido, Cantero dice que, de acuerdo a lo aprendido en la intervención de MSF hace tres años (con una epidemia de origen distinto al brote actual), lo que hay que hacer ahora es atacar desde todos los flancos: aislamiento de los casos confirmados y sospechosos, seguimiento a los contactos que éstos tuvieron, vigilancia activa de los pacientes, apoyo sicosocial y una adecuada sepultura de los cadáveres, potencialmente más contagiosos.

MSF envió desde el sábado a la RDC un equipo de 14 personas, entre médicos y enfermeras, logistas, expertos en agua y saneamiento, promotores de la salud y epidemiólogos. Ahora, además, será clave evaluar si el lugar del brote es cercano a fronteras y si podría poner en riesgo a otros países.

En eso coincide Iván Darío Vélez, director del Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales (Pecet), en la Universidad de Antioquia, y quien recibió una invitación de la OMS para evaluar en Freetown, capital de Sierra Leona, una investigación que permitirá determinar los tiempos y formas de persistencia del virus del ébola. Según dice, “el hecho de que haya gente infectada por el virus no deja de ser un riesgo para el resto del planeta, ya que una persona infectada que se haya recuperado sigue siendo infectante, y ahora cuando hay tanta migración de países pobres a Europa o América, la posibilidad de que trasladen el virus es muy grave”.

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La pobreza, un aliciente

La condición que hace que el ébola se pueda volver recurrente en un país como RDC es que se presenta en comunidades pobres, inequitativas y con muy malos indicadores de salud. Así lo sugiere Luis Carlos Villamil, director del Grupo de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de La Salle, y agrega que el hecho de que existan poblaciones crecientes que están invadiendo los bosques y otras áreas de vida silvestre, significa que los seres humanos tienen más contacto con la fauna y aumentan las posibilidades para la mezcla y el intercambio de infecciones.

Para Jimmy Whitworth, experto en epidemias en países en desarrollo de la Escuela de Higiene y Enfermedades Tropicales de Londres, las poblaciones vulnerables terminan particularmente afectados por epidemias, “debido su reducida capacidad de protegerse a sí mismos y debido la inestabilidad que resulta de conflictos o gobiernos frágiles”.

Además, continúa, las migraciones en masa por motivos de hambruna, sequía y guerras, así como el hacinamiento de la población agravan el panorama.

Infográfico
11.300
murieron en dos años en la mayor epidemia de ébola de la historia, comenzó en 2014.
Infográfico

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