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El secuestro del A320 deja dudas en aviación

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, las normas para blindar a los pilotos en cabina parecían perfectas.

  • FOTO AFP
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30 de marzo de 2016
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Algunas horas de alerta terrorista se vivieron en el mundo por cuenta del secuestro de un Airbus A320 de Egyptair, que se dirigía apenas de El Cairo a Alejandría, pero que terminó siendo forzado a sobrevolar el Mar Mediterráneo para aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Lárnaca, en la isla de Chipre.

¿La razón? Un sujeto amenazó, a poco de despegar de la capital egipcia (6:36 am), con detonar un supuesto cinturón bomba que tenía, si no se cumplían sus exigencias. Ninguno de los 55 pasajeros y 7 tripulantes ignoró sus amenazas o realizó cualquier amago de respuesta.

El A320 aterrizó a las 7:50 horas de Chipre, y fue ubicado en una parte despejada del aeropuerto, mientras que las autoridades de la isla negociaban con el secuestrador. Ya en ese momento el mundo se empezaba a enterar de los sucesos en Medio Oriente, y los encargados de negociar supieron que su interlocutor se llamaba Seif Aldin Mustafá, quien tal vez no tendría los motivos terroristas que alegaba.

El mensaje era ambiguo. Exigía entregarle una carta a su esposa, una chipriota residente en la localidad de Oroklini —cercana a Lárnaca—, mientras que también demandaba la liberación de mujeres encarceladas en Egipto por el régimen de Abdelfatah Al Sisi.

Dos horas después, con la presencia de su esposa en el aeroparque, el terrorista liberó a los 55 pasajeros y 7 tripulantes, y quedó bajo custodia de las autoridades. Medios chipriotas informaron que Mustafá pidió además asilo en suelo europeo, mientras que no seguían claros los motivos que lo llevaron a perpetrar el secuestro de la aeronave.

Graves fallos de seguridad

“Es una persona psicológicamente inestable”, es lo único que tiene claro al cierre de esta edición el gobierno de Chipre —su ministro de Exteriores—, mientras investiga. Medios locales, además, aseguraron que en el supuesto cinturón bomba solo hallaron carcazas vacías de celulares.

Más allá de todo esto, ¿por qué se vulneraron con facilidad los esquemas de seguridad en torno a este vuelo en Egipto, máxime tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York —que supuestamente se tradujeron en medidas más rigurosas contra secuestros de aeronaves—, o la reciente explosión en Egipto del vuelo 9268 de Kogalymavia (31 de octubre de 2015)?

En diálogo con EL COLOMBIANO, Carlos Callejas, controlador del Aeropuerto José María Córdova y experto en derecho aeronáutico, respondió a este interrogante. “Sin duda hubo fallos en los controles de seguridad antes de entrar al avión. Pero si se trató de un cinturón bomba, puede que este haya introducido las carcazas por separado, para que se viera inofensivo, y ensamblara todo en el baño del avión. Los controles en este sentido, no son ciento por ciento perfectos”, explicó.

Por otra parte, ¿no están supuestamente los pilotos aislados y blindados de estos hechos? Para Callejas, “todo eso apunta a descuidos. Hay países donde las normas de seguridad para vuelos nacionales son menos estrictas que para internacionales. Este podría ser el caso de Egipto, y dará lugar a investigaciones”.

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