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El exministro de Justicia español Alberto Ruiz Gallardón y el abogado Javier Cremades criticaron ayer la “opacidad” de la audiencia de apelación del opositor venezolano Leopoldo López, a la que no se permitió la entrada de medios de comunicación, observadores ni abogados defensores internacionales.
“Estamos profundamente decepcionados porque se nos haya vetado el acceso a la audiencia”, dijo a los periodistas Gallardón poco después de conocer que a él y a Cremades no se les permitía el acceso a la vista en su calidad de asesores internacionales de López, tras varias horas de espera en las inmediaciones de la Corte de Apelaciones de Caracas, fuertemente custodiadas por miembros de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
Tampoco pudieron acceder a la sala de audiencias los numerosos medios de comunicación presentes en los aledaños de la Corte ni los representantes diplomáticos de Chile, Francia, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Chile y México, que esperaban igualmente poder entrar como observadores.
“Con todo hoy se está celebrando por fin la audiencia”, destacó el exministro español y recalcó que “lo importante es que el régimen rectifique una decisión arbitraria, reponga en libertad a López y dé una clara manifestación no solo a Venezuela sino a toda la comunidad internacional de que está dispuesto a transitar por una senda democrática”.
Entretanto, además del ambiente oculto que caracterizó el inicio de la audiencia de apelación de López, las palabras del oficialismo auguraron una situación mucho peor.
Se trató de un discurso del diputado chavista Diosdado Cabello en el estado de Yaracuy: “Les garantizo que Leopoldo López y los asesinos de la guarimba (protesta violenta) seguirán presos porque tienen que pagar por los crímenes de los venezolanos”.