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Después de semanas y meses de discursos del Papa Francisco dirigidos a expresar la necesidad de un mundo más incluyente, equitativo y menos derrochador, llegó la hora para el Pontífice de brindar ejemplo en tres de los países que registran mayor pobreza y desigualdad en Suramérica: Ecuador, Bolivia y Paraguay.
Hoy el “Papa del pueblo” toca suelo en Quito, e inicia su segunda visita al continente —estuvo en Brasil en 2013—, pero la primera convertido en uno de los personajes más influyentes del globo. Seguramente, aquí cualquier paso que dé no pase inadvertido en otras regiones y Suramérica será una plataforma para que Francisco amplíe su mensaje renovador, revolucionario y misericordioso.
Se trata, por tanto de su hora de la verdad. En esas tres naciones entrará en contacto con los presos, campesinos e indígenas de este continente de mayoría católica. Pero sobre todo, la gira del Pontífice intentará seguir la línea de su encíclica “Laudato si”, que en el mes pasado hizo un llamado a defender a los pobres y al medio ambiente frente al avance de un sistema del derroche. Una apelación para cambiar el estilo de vida de la sociedad actual.
Francisco prevé impulsar ese cambio de mentalidad acercándose a los marginados por el sistema, a los excluidos, y en qué mejor lugar que en donde moldeó sus ideas en pro de la igualdad: “Él quiere demostrar que se puede ver más claramente desde la periferia que desde el centro”, dijo a Reuters un asesor cercano al Papa que habló bajo anonimato.
Pero tal como agregó el asesor, su viaje conlleva la esperanza de que los cambios son posibles. “Eligió países con una historia pesada de pobreza, desigualdad y dificultades, pero que ahora están emergiendo con impresionantes tasas de desarrollo”, agregó.
No se debe olvidar, además, que el “Papa del pueblo” vuelve con esta gira a sus inicios, a una vida de humildad, de vocación por brindar una mano en la pobreza, por predicar el evangelio entre iguales y no desde un altar lejano. El Pontífice arribará a lugares que amplificarán el mensaje por el que es reconocido en el mundo, por el que el Vaticano recuperó una influencia que se creía perdida.
“Aquí se ve un poco el criterio del Papa: visitar incluso esos países que geopolíticamente no ocupan el primer nivel en el panorama mundial”, dijo el vocero vaticano, Federico Lombardi, en rueda de prensa.
Hugo Bergoglio, primo del Papa, aseguró en 2013 al diario La Nación de Argentina que muchos años antes de que se convirtiera en el Sumo Pontífice, cuando era obispo, ya tenía esa visión humilde y pura del evangelio.
“Viajaba en colectivo a Azul (localidad bonaerense), para visitarme. Solíamos charlar mucho, y siempre fue un hombre que hizo un culto verdadero de la austeridad. Vivió toda su vida como lo predicó”, afirmó.
El Papa es un latinoamericano más, de allí el simbolismo que tendrá esta gira por tres países de la región. Expertos consultados por EL COLOMBIANO consideraron que se trata de una de las visitas clave para fortalecer su mensaje.
“Cuando el Santo Padre peregrina a distintos continentes busca amplificar su discurso. En el caso suramericano, este prevé además mostrar ejemplo al mundo de lo que dice, de las realidades que quiere que el globo empiece a resolver y las tenga como prioridad”, aseguró monseñor Jorge Aníbal Rojas, director de la Fundación Solidaria de la UPB.
José Manuel Vidal, director del portal Religión Digital y corresponsal en El Vaticano del diario El Mundo de España, coincidió con monseñor Rojas: “Hay que agregar a esto que arriba a su tierra ya convertido en una referencia de primer nivel en el mundo, con una influencia innegable. Su paso por esos tres países significa reforzar el discurso de su encíclica, pero además llevar un mensaje de esperanza, de que es posible para los marginados prosperar en un mundo en el que se hace cada vez más necesario el fin de la cultura del descarte”.
“El simbolismo se robustece al saber todos que los mensajes que lanza el Papa, en rezos, discursos y encíclicas al mundo, están profundamente enraizados en Latinoamérica, en sus vivencias allí, lo que hace de esta región un actor global fundamental”, agregó.
En el fondo, y a dos años de su pontificado, el significado de la era de Francisco en el Vaticano podría definirse como una alerta frente a los poderes mundiales, un llamado a la conciencia, a poner un freno a las ambiciones que pasen por encima del prójimo o del medio ambiente. Esto, por supuesto, aunque genera apoyos mayoritarios y sienta las bases de la influencia del Pontífice, no gusta en algunos círculos poderosos.
En las últimos meses, desde Roma, se ha especulado con crecientes divisiones dentro del Vaticano dadas las ideas renovadoras del Papa Francisco. Expertos como Vidal no dudan en que esto ocurre, pero no creen que afecte al Santo Padre.
“No son especulaciones, son realidades. Cuando un profeta señala no solo el mal que hay en el mundo, sino los causantes, tal como lo hace en esta encíclica, donde señala que el planeta se está destruyendo por culpa de los mercados, de los explotadores, de las grandes corporaciones, está claro que estos poderes van a intentar criticarlo y hacerlo quedar mal. Desde fuera de la Iglesia esos sectores intentarán desacreditar su mensaje”, dijo.
“Pero no solo eso, esos poderes intentarán influenciar en el lobby del Vaticano y convencer a facciones dentro del clero de que la Iglesia no puede tener objetivos políticos. La lucha por el bien común les rechina. Pero lo paradójico es que el mensaje de Francisco es fuerte porque es la esencia del cristianismo. Su revolución, su primavera es imparable. Lleva la frescura del evangelio puro y duro, y dentro del Vaticano, a fin de cuentas, nadie se puede oponer a la propia doctrina”, agregó.
En Suramérica, el Papa podrá demostrar a sus pocos críticos que esa visión esencial del evangelio que predica está apoyada por una masiva base de feligreses.
Como era de esperar, la visita del Pontífice va mucho más allá de su figura, y dentro de los países que recorrerá, políticos intentan que esta coyuntura juegue a su favor.
En Ecuador, para Felipe Zarama, coordinador operativo del Observatorio de Política y Estrategia en América Latina (Opeal), “Correa intentará sacar beneficio de su gira en la medida en que interrumpe una etapa de protestas y fortalecimiento de la oposición. Ahora podrían perder momentum las marchas y en este tiempo aprovechará el oficialismo para fortalecer sus planes de impuestos a la plusvalía y las herencias”.
“El Papa llega en un momento de polarización en Ecuador, y con su visita, Correa podría quitarse presión de momento para sacar adelante sus reformas y buscar otra reelección”, agregó.
Pase lo que pase en la política, el Pontífice les hablará a todos los católicos y los ciudadanos del mundo, y la importancia de su gira dista mucho de esos efectos locales.