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Si el planeta se calienta 4 °C a 2100, con respecto a la era preindustrial (1750) como sugieren algunos modelos, entre 470 y 760 millones de humanos la pasarían mal y deberían reubicarse.
Pero si el aumento es de 2 °C, un límite que posiblemente se cruce mucho antes de finalizar el siglo, serían no menos de 130 millones en líos.
El mar se tragará las ciudades donde residen, o buena parte de ellas. Y no hay nada qué hacer para evitarlo. El experto ambiental Jeff Goodell en su nuevo libro The Water Will Come-climate change refugees (El agua vendrá-refugiados del cambio climático) afirma con conocimiento de causa que no se trata de si se inundarán muchas ciudades costeras, sino de cuándo.
Aunque en adelante todas las gentes acudieran a su trabajo en patines en vez de auto, los océanos tienen suficiente calor acumulado para continuar con el derretimiento de las grandes masas de hielo.
Un estudio que acaba de publicar Science Advances hecho por científicos de la Nasa presenta el escenario proyectado a 200 años para 293 ciudades costeras. No es halagador y aunque parezca mucho tiempo, no lo es. A 2060 ya habrá consecuencias serias.
En los últimos 100 años el nivel promedio del mar subió casi 20 centímetros, una tasa anual en los últimos 20, de 3,2 milímetros año, el doble de los 80 años precedentes. Un nivel que no es uniforme sino que varía de región a región, como se verá más adelante.
Una de las proyecciones más conservadoras del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (PICC) sugiere que a finales de siglo el nivel del mar aumentará al menos entre 30 centímetros y hasta 98, suficientes para inundar muchas poblaciones.
Solo 2 de las 10 ciudades más pobladas del planeta, Ciudad de México y Sao Paulo, no están en la costa. De resto sí: Tokio, Bombay, Nueva York, Shangai, Lagos, Los Ángeles, Calcuta y Buenos Aires.
Cerca de la mitad de los 7.500 millones de habitantes de la Tierra viven a menos de 100 kilómetros de la costa y más de 350 millones en áreas con menos de 10 metros de altura sobre el nivel del mar.
Es que este atrae la gente. Solo en Estados Unidos la población costera aumentó 39 % entre 1970 y 2010. Así sucede en el resto del planeta y si a fines de siglo la población asciende a 11.200 millones de individuos como sugieren varias proyecciones, estos lugares estarán superpoblados.
Si el nivel del mar aumentara 180 centímetros se inundarían 1,9 millones de hogares en Estados Unidos en 2100, propiedades avaluadas en US$ 916.000 millones de dólares según la firma inmobiliaria Zillow. En Miami 24 % de los hogares se inundarían.
La situación en el sur de la Florida será peor.
La amenaza directa proviene de los glaciares que se descongelan en Groenlandia y la Antártida así como, en menor escala, de la expansión térmica de las aguas.
El calentamiento global por las elevadas emisiones de gases de invernadero de origen humano lo sienten los océanos, que absorben 80 % de ese calor adicional.
La última vez que los niveles de dióxido de carbono (CO2) eran tan altos como los actuales (402 partes por millón), los niveles de los océanos eran de 6 a 9 metros más altos que hoy.
Y aunque entonces fue un proceso natural, hoy es acelerado por las actividades humanas y el uso de los combustibles fósiles.
El aumento en el nivel fortalecerá los efectos de las lluvias y las tormentas para provocar inundaciones.
Goodell es claro al decir que no se sabe con qué rapidez ocurrirá la inundación, “pero un lugar como Miami quedará bajo el agua. No se puede detener. Solo queda intentar pensar cómo reinventamos Miami para vivir con el agua”.
En el sur de la Florida, un nivel como el previsto por el PICC retrocederá la línea de costa hasta 3.000 metros.
Una proyección del sitio especializado Climate Central mostró los escenarios de afectación de varias ciudades del planeta con un aumento en la temperatura de 2 °C y de 4 °C , como Londres, Durban, Bombay, Nueva York, Río de Janeiro, Shangai y otras. El resultado es preocupante.
Charles Geisler, profesor de Cornell University, autor de un reciente estudio aparecido en Land Use Policy, sostiene que el aumento en el nivel no será gradual y habrá muchos refugiados costeros. “A 2060, cerca de 1.400 millones de personas podrían ser refugiados por el cambio climático”, una parte de ellos expulsados por el nivel del mar hacia ciudades del interior.
El citado estudio de los expertos de la Nasa analizó el aumento del nivel del mar causado por sistemas glaciares de Groenlandia y la Antártida y su efecto en diferentes ciudades, un efecto que no es uniforme para todas las regiones porque el deshielo tendrá consecuencias en la gravitación del planeta y vendrá con una huella propia dependiendo del glaciar que se deshiele.
Nueva York debe preocuparse por el colapso de ciertas partes de Groenlandia y no de otras, mientras Sidney deberá hacerlo por unas áreas de la Antártida y no de otras.
Se debe a que el nivel del mar desciende de verdad cerca a los grandes cuerpos de hielo cuando pierden masa dado que esa no ejerce entonces la misma fuerza gravitacional sobre el océano, algo que cambia con la distancia.
Desde la perspectiva del nivel del mar, es más seguro vivir cerca a una gran masa que se está derritiendo.
En Oslo y Reikiaviv, que están cerca a Groenlandia, el nivel del mar debe descender.
La investigación se centró en los glaciares Jakobshavn, Petermann y Zachariae, los más grandes entre los cientos que posee esa isla, cada uno de los cuales amenaza más una región que otra.
El Petermann agregará 8 centímetros al nivel global de los océanos, 4,3 centímetros el Jakobshavn (el que más se está derritiendo) y 10 centímetros la corriente nordeste de la que es parte Zachariae.
En el otro extremo del planeta, la Antártida, la región occidental es la que más pierde masa, una amenaza directa para la costa este de Estados Unidos si llegara a perder la mayor parte de su hielo.
Ningún país costero está a salvo. El Mapa Global de Inundaciones sugiere que en Colombia más de 205.000 personas se verían afectadas con un aumento del nivel del mar de solo 18 centímetros.
En Cartagena las inundaciones son más frecuentes hoy en Bocagrande, Castillogrande y Manga. Un estudio en Environmental Research Letters incluye los fuertes de la ciudad, patrimonio cultural de la humanidad, bajo amenaza.
Otras ciudades, como Buenaventura, también resultarían inundadas.
En un foro en Carolina del Norte, Estados Unidos, Orrin Pilkey, investigador de Duke University cree que la comunidad tiene dos elecciones: construir un muro protector o mover los edificios atrás. “Lo mejor que podemos hacer es dejar de construir grandes estructuras que no podemos mover”.
No será sencillo. Un informe en el portal Vox recuerda cómo más y más personas ven las inundaciones, leen historias sobre ellas y en conversaciones expresan su preocupación pero actúan como si nada sucediera y siguen adquiriendo (y construyendo) propiedades sobre la línea de costa.
La situación en varias partes se agravó por la desecación de humedales y el lleno de pantanos para construir más, sin considerar que el agua no se detiene y al final gana incentivada por las consecuencias del cambio climático.
Tal vez los centímetros de más cada década sean pocos, pero este proceso que comenzó en los 1800 se mantiene y acelera. No se puede, tampoco, detener.
El aumento ha sido dramático, dice Goodell. “La idea de que tenemos una línea costera estable es una fantasía de nuestra propia imaginación”.
Nada volverá a ser igual.
Fuentes: Climate Central, Environmental Research Letters, Nasa, National Geographic, NOAA, Salon, Science Advances, The New York Times, Washington Post, Vox, Yale University