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Pocos días transcurrieron para que historiadores, académicos y ciudadanos en general pasaran del optimismo al luto. Paradójicamente, se lloraba aquí no solo la muerte de 400 personas, sino de la historia siria y de la humanidad, por lo que será la eventual destrucción de la ciudad antigua de Palmira por el Estado Islámico.
Un sitio con una historia que remonta a 2.000 años antes de Cristo, con arquitectura y estampas que muestran la grandeza del mundo antiguo, ya no existiría más por cuenta de la ideología fanática de los yihadistas, ávidos por seguir con el saqueo y la devastación del patrimonio de la humanidad solo para darse publicidad y lucrarse.
Ayer, el EI tomó el control absoluto de la ciudad, expulsando a unas fuerzas del régimen que creían al terror en desbandada en días anteriores, cuando repelieron con éxito una primera ofensiva de los terroristas a la zona.
El júbilo duró poco y el mundo ahora cruza los dedos para que los yihadistas no hagan lo de siempre, destruir toda ruina de la antigüedad con la que se encuentran, dejando para siempre al mundo sin un testimonio de tiempos inmemoriales. “Esta es la caída de una civilización. La sociedad humana ha perdido la batalla contra la barbarie”, dijo a Reuters Maamoun Abdulkarim, el jefe de antigüedades del gobierno sirio.
Por el momento y al cierre de esta edición, observadores en la zona informaron que no se registraba destrucción de la ciudad histórica, aunque daba cuenta de los primeros terroristas en ingresar al lugar declarado Patrimonio de la Humanidad en 1980.
Rami Abdulrahaman, fundador del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, dijo que combatientes del grupo radical habían ingresado al sitio en tempranas horas del jueves, pero no había reportes inmediatos de destrucción.
Asimismo, afirmó en rueda de prensa que “el grupo controla ahora más de la mitad del territorio de Siria, tras cuatro años de conflicto. Casi unos 95.000 kilómetros cuadrados”.
Dos horas antes de que arribara el Estado Islámico a la ciudad, las fuerzas de Asad la abandonaban a su suerte, conscientes, tal vez por primera vez en la guerra, que en dicho frente estaban siendo superados en armamento, tácticas y efectivos.
Como ellos, 200.000 habitantes de la nueva Palmira se desplazaron hacia el interior del territorio de Asad, temiendo, claro, las acciones viles de los extremistas.
El golpe de Palmira es la primera vez que fuerzas del régimen de Bashar al Asad pierden en batalla una ciudad del país en manos del Estado Islámico. Pero los fracasos no se quedan solo en territorio sirio. En la vecina Irak las fuerzas gubernamentales se enfrentan a la misma situación, con Ramadi, importante urbe del centro de la nación —a solo 100 kilómetros de Bagdad—, invadida con éxito por los yihadistas el pasado fin de semana.
¿Empieza a estancarse la estrategia internacional para derrotar al terror, la de los bombardeos y el asesoramiento a fuerzas locales?
Consultado por EL COLOMBIANO, Víctor de Currea-Lugo, internacionalista, escritor y experto en Medio Oriente, cree que esa es la situación que se vive en la actualidad.
“Son dos ciudades estratégicas las que tomó el EI en Siria e Irak. En cuanto a Palmira, se trata de una zona central con mayoría de habitantes suníes. Es por tanto un triunfo de los terroristas en todo sentido. Y esto demuestra, por otra parte, que la estrategia internacional de bombardeos ha fracasado”, afirmó.
“Estos hechos evidencian que la ofensiva aérea no ha tenido tanto efecto contra los terroristas. Acabar una guerra de tal complejidad con solo bombardear es un propósito casi ridículo. Se reiteran en medios internacionales noticias de que presuntamente se dio de baja a los líderes de la organización yihadista, pero siguen teniendo victorias como las más recientes y destruyendo el patrimonio de la humanidad. La situación no es la mejor”, agregó.
Desde E.U, los principales medios escritos del país reflexionaron en sus editoriales o columnas sobre lo mismo: ¿Funciona el enfoque de bombardeos? La respuesta fue casi unánime y en el seno de la potencia americana se empiezan a generar dudas sobre el éxito de la coalición.
Al ser preguntado sobre el asunto en rueda de prensa, el presidente Barack Obama intentó dar respuesta a los cuestionamientos que enfrenta la misión estadounidense contra el terror en Irak y Siria: “no creo que estemos perdiendo la lucha”.
Defender Palmira era defender la historia de la humanidad. Con la derrota de Asad, el Estado Islámico se creerá que tiene el derecho de destruir la invaluable obra por su ciega interpretación extremista del Islam.
Desde Turquía, Hasan Turk, internacionalista y docente, consideró en diálogo con EL COLOMBIANO que los yihadistas buscan eliminar todo testimonio de creencias distintas, sean en vida o en historia.
“El Estado Islámico no solo destruye las minorías milenarias del Oriente Medio, como se vio desde sus inicios, sino que comenzaron a destruir las estatuas y ruinas antiguas de Irak y Siria. El patrimonio devastado pertenece a varias de las civilizaciones más antiguas, que ocuparon la zona incluso desde milenios anteriores a Cristo”, advirtió.
También recalcó lo trágico de la situación que enfrentan estos vestigios de la historia por cuenta de una ideología extremista que mucho tiempo después los destruyen sin consideración de su valor.
“De una u otra forma las huellas que dejaron las antiguas civilizaciones han sobrevivido miles de guerras hasta ahora, algunas han sido saqueadas y ahora muchas están en los museos de las principales ciudades europeas y de E.U. Pero las que quedaron en Oriente Medio ahora tienen el mismo destino amargo que el Buda de Bamiyán de Afganistán, que había sido destruido por los Talibán en el año 2001”, añadió.
Los presagios son los más pesimistas para todos los que conocen lo que ya ha hecho el EI con otros sitios históricos. Este ya sembró destrucción en las ruinas de Nínive, Nimrud, Hatra, Dur Sharrukin, entre otras en Irak. Asimismo, ya prevé extender su campaña contra la historia en Palmira.