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Un nuevo pico de tensiones alcanzó la relación entre Estados Unidos y Corea del Norte, luego de que este último lanzara el viernes una segunda prueba con misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés), capaz de atacar territorio continental de América del Norte y cuya intención era advertir “seriamente” a EE. UU. en caso hacer realidad su voluntad de imponer más sanciones a Pyongyang.
El presidente Donald Trump no solo condenó la inacción de China, que se había comprometido a mediar, sino que dos bombarderos supersónicos B-1B de su país sobrevolaron la península coreana el domingo, en señal de demostración de fuerza, y la Agencia de Defensa de Misiles anunció el derribo exitoso de un misil de alcance medio con su escudo defensivo.
“Corea del Norte sigue siendo la amenaza más urgente para la estabilidad regional”, aseguró en una declaración pública el general Terrence J. O’Shaughnessy, comandante de las Fuerzas Aéreas del Pacífico. “Si se nos llama, estamos listos para responder con una fuerza rápida, letal y abrumadora en el momento y lugar de nuestra elección”, añadió.
Para Peter Hayes, director del Instituto Nautilos para la Seguridad de la Universidad de Berkeley (California), que un misil intercontinental de Corea del Norte pueda entregar una ojiva no es imposible, aunque requerirá un gigantesco proyecto de ingeniería y muchas pruebas. En esa medida, añade, cualquier enfrentamiento con el régimen de Kim Jong-un es “altamente peligroso”.
“La acumulación de inmensas cantidades de violencia potencial podría utilizarse casi sin tiempo de aviso y en un espacio relativamente pequeño”, advierte el experto, y agrega que el potencial de escalada rápida y violencia extrema hacen que crezca el riesgo de accidentes y las consecuencias no deseadas.
La salida es clara, concluye Ruff. La comunidad internacional, en particular China, Estados Unidos y Corea del Sur, deberían negociar con Corea del Norte para poner fin formalmente a la guerra de Corea (1959) y desarrollar un plan integral para reducir las tensiones y para la eventual reunificación de la península.
“Esto requerirá concesiones de todas las partes, mientras la proliferación de armas nucleares de Pyongyang y el desarrollo de misiles se abordarán con mayor eficacia en un contexto en el que todos los demás estados armados nucleares se comprometan a avanzar”, destaca el experto.