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Con pasos lentos pero bastante mediáticos a nivel mundial, el proceso de deshielo cubano sigue su curso. El buque Adonia, de la compañía Fathom —filial del emporio de los cruceros, Carnival—, llegó ayer a La Habana y abrió la primera línea de viajes de este tipo entre Estados Unidos y Cuba.
Sus 704 pasajeros bajaron al terminal Sierra Maestra y después tuvieron la oportunidad de pasear por las calles de La Habana Vieja. Entre ellos había decenas de cubano-estadounidenses que veían cómo eran recibidos con banderas de su país natal, llevados al Malecón por habaneros que se acercaron a ver el buque. Es el primer viaje en un programa que tendrá salida desde Miami cada dos semanas.
Pero más allá de cruceros y turistas, ¿en qué va el verdadero deshielo y sí se están viendo cambios en la isla tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas con EE.UU?
El presidente cubano, Raúl Castro, y gran parte de su gobierno, esperaban un aumento del turismo hacia la isla como consecuencia de dicho proceso, máxime si estaban en búsqueda desesperada de un sector que equilibrara la balanza comercial. Así lo explicó el experto Giovanni Reyes, doctor en Economía de la Universidad de Pittsburgh.
“Es muy favorable todo esto para Cuba, que tiene un gran déficit comercial —es decir que está importando mucho más que lo que está exportando—. Ese déficit era cubierto, al menos parcialmente, por la ayuda que le daba Venezuela, pero eso ya no es lo que era, por asuntos como la caída del precio del petróleo, etc. Otras cuentas le ayudarían a Cuba para compensar la balanza, y por eso es una muy buena noticia”, argumentó.
“Así, en caso de que consiguieran un superávit, tendrían recursos para financiar las importaciones y eso les daría mayor estabilidad en la economía. Esto tendría un impacto positivo en el nivel de vida de los cubanos”, aseveró.
Si bien son innegables los beneficios económicos de un acercamiento con Estados Unidos, en el plano político —como esperaban expertos—, los cambios se dan a un paso de tortuga en la isla.
En diálogo con EL COLOMBIANO, Mauricio Jaramillo Jassir, internacionalista y docente de la Universidad del Rosario, explicó los motivos de ese letargo. “Cada vez que hay un hecho de este tipo, en el exterior se ve como una señal de transición, pero internamente los cambios serán muy graduales y la velocidad de los mismos la determina el Partido Comunista. Hay sectores ortodoxos en él que reivindican los hechos como un triunfo de la Revolución”, afirmó.
“No obstante, sí hay cambios, así estos no estén exclusivamente condicionados al deshielo con EE.UU. Por ejemplo, ya se decidió en el último Congreso del Partido Comunista que para las elecciones de 2018 no habrá mayores de 70 años en los altos cargos. El plan de desarrollo, firmado por Raúl Castro, prevé que la mitad de los hogares tengan Internet para el año 2020. También busca una Asamblea con mayores prerrogativas, que no simplemente ratifique lo que diga el Consejo de Estado. Sí habrá cambios, pero serán paulatinos”, concluyó.