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Nicolás Maduro parece estar de oídos sordos respecto a lo que ha sentado la oposición. Aunque ese sector político decidió no volver al diálogo, mediado por tres expresidentes, Unasur y el Vaticano, el mandatario anunció que sus delegados se reunirán hoy y mañana con esos actores internacionales para retomar las conversaciones.
Aunque ayer, durante una rueda de prensa con medios del exterior, Maduro le pidió a la coalición opositora que se reincorpore a la mesa y que “salga del foso en el que está”, desde el 6 de diciembre del año pasado, cuando esa parte no asistió a un encuentro, alegando que el Gobierno incumplió con lo pactado, las diferencias parecen irreconciliables y el acuerdo, lejano.
De hecho hoy, cuando ya están en Venezuela el secretario general de Unasur, Ernesto Samper; el exjefe de Gobierno de España José Luis Rodríguez Zapatero, el expresidente de Panamá Martín Torrijos y el exjefe de Estado dominicano Leonel Fernández, no se sabe con certeza el futuro de las conversaciones.
Andrés Mejía, diputado de la Asamblea Nacional, insiste en que desde la oposición no habrá diálogo hasta que el oficialismo garantice “sinceridad, claridad y coherencia”, valores que hasta ahora, dice, la oposición no ha evidenciado.
“Las persecuciones políticas continuaron. La semana pasado fueron detenidos cinco dirigentes, cuatro de ellos de Voluntad Popular, de manera que se nos hace muy difícil confiar en que esta vez el Gobierno sí cumplirá”, afirma Mejía, y añade que Maduro todavía no ha cumplido con lo que pactó en 2016, y en cambio logró poner la presión internacional en un congelador para ganar tiempo.
“Mientras tanto, nos quitaron la posibilidad del referendo revocatorio, las elecciones de gobernadores y alcaldes, que debieron ocurrir en diciembre, siguen sin fecha y parece que en nuestro país el Gobierno decidió parar todo proceso electoral”, concluye.
A lo dicho por Mejía se suma que el Gobierno venezolano usa a los presos políticos como “ficha de canje”, según afirma Theresly Malave, abogada de presos políticos en ese país. Y es que para ella, la libertad de líderes como Leopoldo López, uno de los compromisos que había trazado Maduro con los acuerdos, al igual que los permisos para que al país ingresaran medicamentos e insumos médicos que escasean, se han incumplido.
De acuerdo con Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio Venezuela de la Universidad del Rosario, la vía democrática siempre será la primera para ese sector político. No obstante, le preocupa que varios funcionarios del oficialismo dijeran la semana pasada que en julio no habrá elecciones locales, como se proyectaba, y que tampoco exista aún un calendario electoral para ese país.
Agotada esa posibilidad, a la que también se suma el fallido revocatorio contra Maduro, quedan las calles. La marcha masiva a la que llama la oposición el próximo 23 de enero promete ser un punto de partido. Sin embargo, Rodríguez insiste en que, teniendo en cuenta que el 80 % de protestas en ese país terminan con muertos, cualquier salida parece riesgosa y la comunidad internacional tendrá que actuar con contundencia.