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Hace año y medio el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela emprendió una cruzada judicial para recuperar la potestad sobre 30 toneladas de oro valoradas en cerca de mil millones de dólares que Venezuela tiene guardadas en las cámaras del Banco de Inglaterra. Una aspiración a la que la justicia británica puso freno ayer.
Esas divisas siempre han pertenecido al país vecino, pero entraron en un limbo internacional desde que Juan Guaidó se proclamó como presidente interino en enero de 2019 y, posteriormente, el Reino Unido lo reconoció como mandatario legítimo.
Ese aval a la oposición llevó a que el Banco Central de Venezuela, inmerso en un sistema cercano al régimen, perdiera el poder sobre el oro que reposa en las cámaras acorazadas en Inglaterra. Pero la pandemia, el cese de las exportaciones de petróleo y las sanciones internacionales agudizaron la crisis económica venezolana, haciendo que el régimen lo intentara recuperar.
Orlando Ochoa, consultor económico de ese país, enfatiza que esos fondos son del Banco Central y no propiamente del régimen, pero sí constituyen un activo que el Ejecutivo de Maduro puede usar como divisas. No obstante, quedaron inmersas en la dicotomía Guaidó-Maduro, en medio de las sanciones contra este último, y la Alta Corte de Londres ya determinó que es el opositor quien puede decidir sobre estos.
“Todo parte de las presiones al régimen. Sin duda las sanciones lo estrangulan, pero también a la población que vive las consecuencias económicas: inflación diaria, caída de la producción del petróleo, falta de ingresos y de empleo, todo esto agravado por la pandemia”, explica Ochoa.
Horas después de que el Banco de Inglaterra se pronunciara sobre el oro venezolano, el régimen reversó le expulsión de la embajadora de la Unión Europea en Caracas, Isabel Brilhante Pedrosa, a quien el lunes le dieron un ultimátum de 72 horas para abandonar el país como respuesta a las sanciones que impuso el bloque europeo contra once personas cercanas al régimen.
Por esto, las tensiones recientes del Ejecutivo de Maduro con el Reino Unido y la Unión Europea tienen un hilo conductor común: las sanciones contra su administración y el reconocimiento a Guaidó como presidente interino, aunque después de año y medio en ese “cargo” no ha tenido la capacidad de tomar decisiones de gobierno que se traduzcan en hechos dentro del país.
César Niño, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda, explica que esto se puede ver como un agotamiento que “tarde o temprano va a reventar al régimen. La expulsión de la embajadora es una muestra del aislamiento que está teniendo Venezuela en su política exterior y de la fatiga de la maniobra diplomática de Nicolás Maduro”.
Desde la Cancillería venezolana y la oficina de relaciones exteriores de la Unión Europea alcanzaron un acuerdo para mantener a la diplomática en el país, lo que en la práctica también significa que se mantendrá el contacto con uno de los actores que sirve como mediador en el ámbito internacional entre la oposición y el oficialismo.
Entre tanto, ayer, al final de la jornada, el debate por el oro del Banco de Inglaterra seguía abierto. En Londres los abogados del régimen exploran un nuevo recurso ante la justicia, apelando a que la decisión, en su defensa, no consideró la realidad de Venezuela de que quien gobierna es Maduro.
De esta forma, el mandatario busca oxígeno económico y diplomático para solventar la crisis del país, mientras prepara el camino para las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.