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En los últimos 20 años, Egipto no había vivido una mañana tan sangrienta como la de ayer, cuando un grupo de 15 terroristas atacó con artefactos explosivos de fabricación casera la mezquita Al Rauda (ver mapa) y los hicieron detonar a la salida del rezo del viernes, día sagrado para los musulmanes.
El asalto fue absolutamente calculado. Según relataron las agencias y los medios locales, los atacantes —como si las explosiones fueran poco— comenzaron a disparar a las personas que intentaban escapar de la mezquita.
La Unión de las Tribus del Sinaí (UTS) indicó, a Efe, que los terroristas, los cuales aún no han sido identificados, “eligieron este momento por los preparativos del cumpleaños del profeta Mahoma, que será el 30 de noviembre, y escogieron este lugar porque es un centro de educación en contra de la ideología extremista”.
En un comunicado, la UTS adujo que los yihadistas cerraron también “las puertas de la mezquita y mataron a todos los que aún rezaban”, y aseveró además que tras la llegada de las ambulancias a la zona, “un grupo escondido de atacantes disparó y huyó”.
El presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, prometió en una alocución transmitida por la televisión, que las Fuerzas Armadas y la Policía “se van a vengar por nuestros hijos para recuperar la estabilidad, y vamos a responder a este acto con una fuerza brutal”.
Egipto afronta “el terrorismo solo, en nombre de la región y de todo el mundo”, afirmó el mandatario, para quien “este es un intento para frenar nuestros esfuerzos de la lucha antiterrorista”. Asimismo, pronunció: “Veremos a quién ayuda Dios, porque Dios ayuda a la gente buena y no a la gente malvada. seguiremos resistiendo”, puntualizó.
Esta masacre, según Efe, ha golpeado el talón de Aquiles de la seguridad egipcia en el norte del Sinaí, El Arish, una ciudad poco protegida, a tan solo 50 kilómetros de una zona de exclusión militar.
“Han elegido un objetivo fácil”, dijo el analista del Centro de Estudios Políticos y Estratégicos Al Ahram, Mohamed Gomaa, en referencia a que los terroristas planearon su ataque en una población ubicada fuera del cinturón de seguridad impuesto por el Ejército egipcio en la región del Norte del Sinaí desde el 24 de octubre de 2014, según explicó la agencia de noticias.
Además, Gomaa hizo hincapié en que las mezquitas en Egipto no están vigiladas por las fuerzas de seguridad, como sí ocurre con las iglesias, porque, hasta ahora, no habían sido blanco de atentados como el ocurrido ayer.
En opinión del Imam Julián Zapata, cofundador del Centro Cultural Islámico de Colombia, el ataque fundamentalmente es “de la secta salafista contra grupos que considera idólatras, pero que en realidad representan al Islam moderado, pluralista, multicultural, moderno. Los sufis son una secta mística, intelectual, e ilustrada. El mensaje que los terroristas dan es que donde haya sufis, chiítas y musulmanes moderados, hay que atacarlos y asesinarlos. El problema es que estos musulmanes son absoluta mayoría, entonces lo que está planteando el yihadismo es una guerra total contra el mundo islámico”.
Egipto es desde el año 975 el centro académico del mundo musulmán. El Imperio chií de los Fatimíes fundó, entonces, la Universidad de al-Azhar, lugar que instruye a clérigos que luego van a parar a todo el globo. En distintas ocasiones, el Imam Zapata le ha reiterado a EL COLOMBIANO la grave amenaza que supone el hecho de que “dicha institución fue crecientemente tomada durante el siglo XX por la secta salafista”, algo por lo que el extremismo islámico ve en la actualidad un apogeo.
Es de anotar que para Zapata, “es incomprensible el hecho de que el régimen de Abdelfatah al Sisi ilegalizó a los Hermanos Musulmanes, partido radical surgido de esa secta, pero no prohibe a su matriz, que es la ideología extremista que siempre amenazó con atacar a los musulmanes moderados, e incluso busca destruir el invaluable patrimonio histórico egipcio. Cada vez los atentados van a ser peores, y el gobierno de Egipto aún no le cierra las puertas al salafismo”.