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Desde ayer ya está en tierra israelí el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y se evidenció el malestar que existe en distintos sectores de la sociedad respecto a su accionar y a sus lineamientos políticos.
Mientras que llegaba al aeropuerto Ben Gurion de la ciudad de Tel Aviv, el mandatario aseguró que regresa “a Israel con el conocimiento de que muchos han escuchado, a lo largo y ancho del mundo, lo que el país tenía que decirles sobre el mal acuerdo que se está gestando con Irán”.
También respondió a las declaraciones de Obama, que recalcó el martes que Netanyahu no ofreció ninguna alternativa viable frente al tema iraní a pesar de su reticencia: “propuse una alternativa práctica en mi discurso en el Congreso, una que prolonga durante años el tiempo que le tomaría a Irán dar con un arma nuclear, por la imposición de sanciones”.
No obstante, su llegada estuvo acompañada de críticas por parte de la mayor parte de los columnistas y medios del país, con la excepción del diario Israel Hayom, de la órbita política del primer ministro.
La reputada Sima Kadmón, del periódico Yediot Aharonot, calificó las palabras de Netanyahu ante el Congreso de E.U. como “discurso de supervivencia”, pero fue más allá y dijo que “se lo puede imaginar uno en un escenario de Broadway. Ahora regresa a Israel, donde le esperan todos los asuntos de los que quería desviar la atención”, agregó.
Asimismo, el diario Haaretz le reprochó a Netanyahu en su editorial de ayer el no haber recordado en su intervención en Washington “la verdadera amenaza existente para un Israel judío y democrático: la interminable ocupación de tierras palestinas”.
La mayoría de medios fueron críticos con el primer ministro, en momentos en los que se decidirá el futuro político, con elecciones generales el 17 de marzo. Pero paradójicamente, ascendió su popularidad: 44 por ciento de los israelíes prefiere a Netanyahu como reelecto primer ministro, frente a 35 por ciento que se decanta por Isaac Herzog, de la Unión Sionista.
¿Cómo puede ocurrir esto? Víctor de Currea-Lugo, columnista y experto en temas del Medio Oriente, respondió a EL COLOMBIANO: “A pesar de las buenas intenciones de medios y líderes judíos progresistas, se debe decir que el pueblo israelí es de derechas y siempre apoyó posturas intransigentes como las de Ariel Sharon y Netanyahu. En todo caso, coincido en que este intentó con su discurso mejorar un grave déficit de legitimidad que tiene. El desempleo y problemas de vivienda están generando mucho descontento y manifestaciones de hasta el 10 por ciento de la población. Busca unir filas con temas externos”.