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Hay que salir completamente cubierto: ropa interior térmica, dos camisas y pantalones, si es necesario, chaqueta de invierno, gorro, bufanda, guantes y botas. “Hasta los ojos”, explica Ximena Cardona, una colombiana que vive en Chicago, EE. UU. “Con dos minutos fuera, la piel se te ve reseca y la nariz te duele porque no eres capaz de respirar”, continúa.
Esta semana la temperatura alcanzó los -31 grados centígrados, pero la sensación térmica amenazaba con sobrepasar los -45. Abrigarse, quedarse en casa y usar calefacción es insuficiente. En la casa de Cardona, por ejemplo, tuvieron que tapar las entradas de aire porque los vientos aumentan la sensación de frío. “Nada que ver con el invierno del año pasado en el país”, asegura.
Esta ola de frío, o helada, como se le llama coloquialmente, se debe a un vórtice polar. Se trata de una masa de aire muy frío que llegó desde el norte hasta Estados Unidos y afectó al menos a 60 millones de personas, según las autoridades de ese país. Para ser más claro: en Chicago la temperatura estaba más fría que en los polos.
“Son procesos normales, hace parte de la dinámica atmosférica. Entre diciembre y enero se presentan bajas temperaturas y hay periodos más fuertes que otros”, dice José Daniel Pabón, meteorólogo y profesor de la U. Nacional, y agrega que se trata de una actividad ciclónica, que tienen como consecuencia la propagación del clima ártico.
Manuel Zapata, residente en Nueva York, cuenta que ayer al despertar escuchó en las noticias que la temperatura estaba igual a la de Alaska o Rusia. “Es un frío increíble, no sientes tus piernas, caminas por inercia y te duelen los huesos”. Sin embargo, el Servicio Meteorológico Nacional indicó que las temperaturas comenzarán a moderarse lentamente mientras la masa de aire empieza a calentarse.
Al respecto, Diego Rivera, integrante del Instituto de Estudios y Servicios Ambientales de la U. Sergio Arboleda, señaló que durante esta semana hubo registros mucho más bajos del promedio general debido a un “fenómeno que se está expandiendo por el cambio climático”. Mientras el clima se estabiliza, la gente comienza a salir de nuevo de sus casas y el país lamenta las once vidas que la helada se ha llevado hasta hoy.