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Las bolsas de valores del viejo continente se movieron ayer a la baja, explicado esto por las negociaciones de Grecia con sus acreedores, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Los griegos dijeron que estaban progresando y luego ayer los ministros de Finanzas dijeron ‘no’. Aún hay demasiados problemas y algunas personas creen que no habrá una solución esta semana. Así que hay de nuevo posibilidad hoy y mañana de que veamos un poco de debilidad en el mercado”, aseguró Mike Reuter, corredor de bolsa de la firma Tradition, a Reuters.
Las negociaciones sobre la deuda griega están en un punto crítico, además, si se tiene en cuenta que el 5 de junio vence un plazo para que el país pague 300 millones de euros, deuda no es la única. El país heleno tendrá que devolver 1.600 millones de euros de ahí hasta finales de dicho mes.
Al respecto, el gobierno de Grecia afirmó el lunes que tiene dificultades para conseguir esos fondos y que de momento no podría cumplir con el pago. “Los tramos de junio al FMI, desde el día 5 hasta el 19, son de 1.600 millones de euros. Este dinero no se pagará, porque no está. Esto se conoce y se debate sobre la base de un cauteloso optimismo de que habrá un acuerdo que permita al país respirar”, dijo en rueda de prensa el ministro del Interior, Nikos Voutsis.
Desde 2009, y como consecuencia de la crisis económica mundial, Grecia empezó a enfrentar problemas crecientes de liquidez, lo que llevó al país a pedir ayuda financiera al FMI. Esto se agravó con la revelación del gobierno del entonces primer ministro, Yorgos Papandreu, de que durante el mandato de su antecesor, Kostas Karamanlís, se habían falsificado las cifras macroeconómicas de la nación. El déficit que había no era de 3,7 por ciento sino de un alarmante 12,7, algo que minó la confianza que quedaba en la economía griega y agravó su crisis.
Tras esto las instituciones europeas pidieron al gobierno griego reformas de austeridad como condición de los préstamos, algo que generó descontento en la población. Con la llegada del izquierdista Alexis Tsipras al cargo, ha prometido a los griegos que no tomará ninguna medida que perjudique aún más la calidad de vida.
Giovanni Reyes, doctor en Economía de la Universidad de Pittsburgh, resumió la compleja coyuntura que enfrenta el país: “Ahora, con un problema de liquidez que continúa en Grecia, no se llega internamente a un acuerdo social para que los que contribuyan sean los que tienen mayores riquezas y beneficios. Así mismo, en el exterior, no se pacta por el momento ninguna salida”.
“Podría ser el refinanciamiento, pero el BCE no tiene esa posibilidad de cartera; o una prórroga del pago. Pero más que un tema económico se trata de algo político. La Unión Europea no tiene suficiente voluntad para ampliar el rescate a una nación que representa alrededor del 7 por ciento de su PIB”, agregó.
“En cualquier caso, a Europa no le convendría una eventual salida de Grecia del euro, le representa más costo. Le quitaría presencia geopolítica, por lo que este diálogo resultará crucial”, concluyó.