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Ibrahim Bubacar Keita, presidente saliente de Malí, fue declarado oficialmente ganador de las elecciones presidenciales y comenzará su segundo mandato de cinco años el 4 de septiembre, anunció este lunes el Tribunal Constitucional de Malí, cuya decisión es irrevocable.
“Proclamo elegido a Ibrahim Bubacar Keita”, dijo la presidenta del tribunal, Manasa Danioko, después de una audiencia pública que duró poco más de una hora, en la que la instancia judicial más alta del país rechazó todo las apelaciones presentadas por el candidato de la oposición, Sumaila Cissé.
Keita, de 73 años, obtuvo 67,16 % de los votos en la segunda vuelta, el 12 de agosto, y Cissé, exministro de finanzas, de 68 años, el 32,84 %, afirmó por su parte Danioko.
“Serviré a Malí según los principios republicanos”, afirmó el presidente Keita en su primera declaración desde que se confirmara su victoria.
Pero Cissé, quien en las presidenciales de 2013 había reconocido inmediatamente su derrota, esta vez rechazó “categóricamente” el resultado, tildándolo de “mascarada”, “el fruto podrido de un fraude vergonzoso”. Según sus propios cálculos, él habría “ganado esta elección con el 51,75 % de los sufragios”.
El tribunal declaró inadmisible o infundada por falta de pruebas la apelación presentada por el líder opositor, que llamó a sus partidarios a “resistir” en una manifestación que el sábado reunió a unas mil personas en Bamako.
Con todo, Keita declaró “tender la mano” a su “joven hermano” Sumaila Cissé, pues “Malí debe poder contar con todas sus hijas e hijos”.
Tras la elección, la Unión Europea apuntó que era “urgente acelerar la puesta en marcha del acuerdo de paz y la reconciliación de Malí producto del proceso de Argel”. Estados Unidos también se pronunció a favor de una “rápida puesta en marcha” de este acuerdo.
El acuerdo, cerrado en 2015 con la exrebelión dominada por los tuareg, fue firmado tras la intervención del ejército francés que, en 2013, retomó el control del norte de Malí, donde los yihadistas instauraron la sharia durante un año.
Sin embargo, todavía no se ha implementado y no impidió que la violencia se propagara desde el norte hacia el centro del país y hacia los vecinos Burkina Faso y Níger.