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Se busca al presidente de Nicaragua, no saben dónde está Ortega

No ha estado en eventos desde el 21 de febrero. El 12 de marzo habló en una videoconferencia.

  • Ortega está en su tercer mandato y también presidente el Frente Sandinista de Liberación Nacional, el movimiento con el que depuso al dictador Somoza del poder el siglo pasado. FOTO AFP
    Ortega está en su tercer mandato y también presidente el Frente Sandinista de Liberación Nacional, el movimiento con el que depuso al dictador Somoza del poder el siglo pasado. FOTO AFP
08 de abril de 2020
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Ya pasaron 27 días desde la última vez que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, apareció en redes sociales, y 48 desde que estuvo en un acto público. El 21 de febrero participó en un evento de las Fuerzas Armadas y su última señal al pueblo fue el 12 de marzo, cuando tuvo una reunión virtual con los presidentes del Sistema de la Integración Centroamericana para hablar sobre medidas regionales ante el coronavirus, en el que su intervención no duró más de dos minutos.

De Ortega poco se ha sabido en este 2020: solo lleva cuatro apariciones en público. En sus 13 años como mandatario siempre ha sido apático a dar discursos, estar en eventos multitudinarios o dar entrevistas, pero su escasa comunicación en este año supera la de 2014, cuando desapreció por dos semanas para, aparentemente, a recibir tratamiento médico en Cuba para el lupus, una de sus dolencias, que se suma a problemas cardíacos.

Cuando Ortega no está la primera dama y vicepresidenta Rosario Murillo toma el mando. Es una exguerrillera del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Su estrategia para la pandemia del coronavirus fue convocar en marzo a una marcha titulada: Amor en tiempos del covid-19. Sí, mientras el mundo se aislaba el régimen de Nicaragua sacaba a sus ciudadanos a la calle. Y en esta Semana Santa el relato se repite con celebraciones católicas multitudinarias y el aval para que la gente tome vacaciones.

Sobre la situación real del presidente Daniel Ortega solo hay especulaciones en la calle mientras que el gobierno guarda silencio. Jacinto Suárez, uno de sus hombres más cercanos, camarada de armas en la Revolución Sandinista y compañero de celda durante la dictadura Anastasio Somoza, cuando ambos estuvieron presos por ser opositores, falleció la semana pasada y Ortega ni siquiera participó de su funeral, que duró dos días, del 1 al 2 de abril.

Nicaragua acéfala

Cuando se le pregunta al mayor (r) del Ejército Roberto Sancam sobre el paradero del presidente de su país, él bromea sobre aquella vez en 2014 cuando Ortega no daba señales de vida y apareció un domingo de resurrección. “Las especulaciones crecen y el país está en zozobra. Por increíble que parezca, lo complicado sería que los rumores de su muerte sean ciertos porque quedaríamos en manos de una vicepresidenta loca”, dice.

A Murillo le dicen “la Chayo”. Con 68 años, delgada y de cabello crespo, apela a Dios en sus discursos y lleva más de veinte años sin tener una buena relación con su hija Zoilamérica Narváez, quien en 1998 inculpó al presidente Ortega, su padrastro, de haberla violado, una acusación en la que Murillo apoyó a su esposo. Por ese motivo, su propia hija es una de sus más férreas opositoras.

Ortega es un presidente ausente en plena contingencia mundial por el coronavirus y también mientras su país pasa por una crisis social que data desde 2018, cuando estallaron las protestas opositoras lideradas por universitarios. “Siempre ha delegado las tareas, intenta que la burocracia la manejen otros. No sale en los medios, pero está presente en ellos, controlándolos a diario”, dice el PhD en políticas públicas de la Universidad Americana de Managua, Fanor Avendaño.

Nicaragua busca a su presidente y la oposición, organizada en el exilio desde Costa Rica, presentó una orden de emplazamiento a Ortega que le exige presentarse, a más tardar, en la mañana del Jueves Santo. El abogado Álvaro Leyva Sánchez, secretario de la Organización Nicaragüense Pro Derechos Humanos, fue el encargado de presentar la medida y aseguró a EL COLOMBIANO que, en caso de que Ortega no responda, elevarán la queja ante la Organización de Estados Americanos.

“Si el presidente no comparece se confirmaría el abandono del cargo y la imposibilidad de seguir gobernando. Sería la confirmación de que el estado de Nicaragua está acéfalo y para eso estamos pidiendo un gobierno de transición conformado por todos los sectores de la sociedad”, reclama el abogado Leyva.

¿Quién regula a Ortega?

Esa queja tiene el obstáculo de que en su país, al mismo estilo del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, los Ortega - Murillo tienen a su favor el poder legislativo y judicial. Por eso la oposición ha migrado para organizarse en el exilio, sobre todo desde Costa Rica, o en lugares anónimos de Nicaragua donde se esconden los líderes estudiantiles perseguidos por protestar desde 2018 contra el Gobierno.

No hay audios con declaraciones recientes de Ortega, mucho menos fotos. El 4 de abril su hijo Juan Carlos publicó una imagen en Twitter en una playa nicaragüense y ese mismo día Rosario envió una declaración solo a medios sandinistas en la que dijo que “el comandante está trabajando”. Pero no hay pruebas de que Ortega esté ejerciendo sus funciones y los silencios del régimen encaminan a Nicaragua en una camino de dudas sobre qué pasa en el Ejecutivo. La pregunta es, ¿aparecerá el domingo de resurrección tal como lo hizo en 2014?.

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