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El presidente de Ecuador, Rafael Correa, advirtió el pasado sábado sobre posibles intereses políticos detrás de la polémica desatada por divergencias con altos mandos militares, en un caso administrativo que derivó en la destitución de la cúpula castrense.
Correa recapituló los motivos de las discrepancias, pero dejó en claro que no permitirá que nadie esté sobre la ley.
El gobernante destituyó el viernes a la cúpula militar, luego de que sus mandos criticaran públicamente una decisión administrativa del Gobierno sobre el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (Issfa).
Los oficiales destituidos rechazaron la orden del Gobierno para que el Ministerio de Finanzas devuelva al Ministerio del Ambiente unos 41 millones de dólares de la cuenta del Issfa, debido a que ese monto correspondía al sobreprecio de una compra de terrenos para construir un gran parque recreativo en la ciudad de Guayaquil.
“Nadie va a estar sobre la ley” y “no permitiré que nadie me desobedezca” como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, enfatizó Correa tras rechazar versiones de militares en situación de retiro, que advertían de una supuesta quiebra del Issfa si el Gobierno retiraba de su cuenta el monto del sobreprecio.
La Procuraduría del Estado, en noviembre pasado, determinó un sobrecosto ya que la compra de los terrenos que pertenecían al Issfa se realizó por un monto de 48 millones de dólares, mientras que el Municipio de Guayaquil solo los había valorado en 7,3 millones de dólares.
Por ello, ordenó al Issfa devolver la diferencia al Ministerio del Ambiente, aunque según autoridades del Gobierno, la entidad aseguradora militar no había acatado la resolución. Correa dijo que no permitiría que se vuelvan a “practicas del pasado” y señaló que entre los militares en retiro que criticaron la decisión gubernamental estaban algunos políticos.
Mencionó al excoronel Fausto Cobo, del opositor Partido Sociedad Patriótica y cercano al Movimiento también crítico CREO, al exgeneral Ernesto González y a un exjefe de Inteligencia militar, Mario Pazmiño. Ellos son parte de una corriente que cree que “las Fuerzas Armadas deben ser una (especie de) República independiente” o “estructura paralela al Estado”