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Un fuerte terremoto de 6,4 grados en la escala de Richter, sacudió ayer la ciudad sureña de Tainan, al sur de Taiwán, dejando al menos 13 muertos, 480 heridos (una veintena de gravedad) y un número indeterminado de personas atrapadas bajo los escombros.
La mayoría de las víctimas mortales, once, incluida una niña de solo diez días, se encontraban en el edificio Weiguan Jinlong de Tainan, del que se habían rescatado ayer 258 personas, según datos del Servicio Nacional de Emergencias, pero donde varios vecinos aseguraban que aún estaban sus familiares.
Los datos más pesimistas del gobierno local indican que todavía podría haber hasta un centenar de personas atrapadas en ese inmueble de 17 plantas, el más afectado entre los 14 derrumbados o dañados por el seísmo.
Mientras, continuaban las tareas de los equipos rescate, dificultadas por la falta de luz natural al caer la noche, el frío y el peligro de explosiones.
Frente al edificio Weiguan se asistió ayer a escenas de alegría, como la de una mujer que presenció emocionada el rescate de su esposo, y también a muchas de angustia, como el caso de una madre rescatada sin sus dos hijos que imploraba ir en su búsqueda.
Otros acontecimientos arrojaron luz a la tragedia, como el rescate de un niño de siete años, apellidado Hu, gracias al maullido de su gato, que alertó a los bomberos.
No obstante, el descubrimiento de latas usadas de aceite rellenas de un líquido no identificado en las estructuras del edificio Weiguan, en lugar de cemento, han puesto una nota amarga y suscitado dudas sobre la solidez de la construcción, señaló la televisión local Next TV .