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Calles desoladas, apatía, silencio. Sin duda eso es lo que ningún venezolano —sea progresista o conservador— quiere para su país. Este domingo el chavismo no sabía cómo ocultar eso, la quietud y el tedio que emanaban en las avenidas de Caracas y las demás ciudades del país.
Era imposible. No se podía reprimir a un enemigo que no se veía en los espacios públicos. Ni sus colectivos parapoliciales podían amedrentar a los pocos ancianos que se veían en las plazas, resignados a simplemente seguir viviendo los últimos años de su vida, sin ponerle cuidado a los ya conocidos paripés y coartadas que la dictadura actual quiere imponer cada año sobre la población.
No se necesitó, como intentó la oposición democrática durante años, realizar manifestaciones multitudinarias, ni gritar consignas, ni insultar al dictador. El silencio de la ciudadanía venezolana, desconectada hace rato de un Estado totalitario, ha sido tal vez el golpe más contundente que ha recibido el chavismo en su historia. La predecible proclamación del triunfo de Nicolás Maduro fue empañada.
Hubo filas, sí, en los barrios populares de Caracas y en otros sitios donde la maquinaria represiva y chantajeadora funciona a la perfección. Tú votas y nosotros no te perseguimos, tú votas y nosotros te damos el mercado. Pero no fue como en años anteriores. Algo faltó.
Paralelamente, la diáspora venezolana, que ya se cuenta en millones, se reunió masivamente a protestar en distintas ciudades del mundo. Bogotá, Medellín, Santiago, Madrid, entre otras, presenciaron a los venezolanos clamando por el fin del régimen de Maduro.
Versiones encontradas
Por supuesto, no hubo reconocimiento oficial de la baja participación. La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), misma que llamó a no salir de las casas, cifró entre 75 % y 80 % la abstención del pueblo venezolano.
“Esto es un relato importante para que todos nos preparemos para lo que están montando para esta noche. Del show que pretenden montar y cuál es la cifra real de participación en todo el territorio nacional”, aseguró José Manuel Olivares, vocero del partido Primero Justicia.
Del otro lado, de la oficialidad chavista, se dio otra versión: “Estamos muy contentos, pues hemos visto que hay una participación muy grande”, afirmó Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE).
En el medio, el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, en Caracas, intentando hacer las veces del garante europeo que el régimen nunca permitió, intentó matizar lo ocurrido: “lo que he observado hasta ahora es que es muy distinto el grado de participación de unos colegios a otros”.
Al cierre de esta edición, Lucena reportó que había “una tendencia irreversible, en la que con una participación del 46,01 %, proyectada al 48 %, Nicolás Maduro obtiene 5.823.728 votos frente a 1.820. 552 para Henri Falcón, por lo que se puede adjudicar el cargo público correspondiente”.
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Maduro gobierna sin nadie
¿Pero qué se puede inferir de un día marcado por el abandono? En diálogo con EL COLOMBIANO distintos expertos compartieron su opinión.
“Los venezolanos expresaron y demostraron, en esta jornada de poca afluencia a las urnas, que no creen en las instituciones del Estado y mucho menos en el CNE. Ven innecesario ir a votar porque no confían en quienes organizan los procesos electorales. En suma, los venezolanos no se abstuvieron porque la oposición lo haya pedido, sino porque ellos mismos han dejado de creer en el sistema. Se trata de una acción de carácter apolítico que asesta el mayor golpe que ha sufrido el chavismo en su historia”, consideró Jesús Castillo Molleda, politólogo y docente de la Universidad del Zulia.
No obstante, Maduro se mantiene aferrado al poder y, aunque desconectado de la población del país, seguirá en Miraflores. Pero ¿qué escenarios siguen en Venezuela tras los sucesos contundentes que se presenciaron en estas desiertas elecciones?
“Muy seguramente, este sí será el momento de fisuras y pugnas dentro del chavismo, sabiendo que fue evidente que si Maduro no empieza a gobernar bien, será todo el PSUV el que termine siendo reemplazado pronto. Creo que Diosdado Cabello podría empezar a exigir su propio espacio con el apoyo de líderes chavistas de vieja data”, auguró Castillo.
Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, consideró no obstante lejano ese escenario: “El hecho de que el régimen cuente con la Asamblea Nacional Constituyente representa una garantía para Maduro de seguir legislando a su antojo y según las circunstancias que le depare el resto de 2018. Incluso podría adelantar el inicio de su siguiente periodo, hasta ahora previsto para enero de 2019”.
Pero si algo quedó claro, es que el dictador gobierna con el apoyo minoritario de una Venezuela cansada.