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La afirmación del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sobre un eventual veto electoral a los partidos de oposición que no participaron de los comicios municipales el 10 de diciembre, es la más reciente de una serie de acciones que han demostrado en todo este 2017 que, a pesar de que no lo parezca a la hora de gobernar para el pueblo, el dictador es muy astuto al enfrentar, confundir y dividir a sus rivales.
“Siempre lo he dicho: Maduro es pésimo para gobernar, pero muy inteligente para fracturar a la oposición. A eso se le llama ingeniería electoral. Ha hecho que cada facción de ellos piense prioritariamente en sus intereses particulares. Está tan dividida que cada pedacito no es mayor que el 30 % que el chavismo mantiene”, dijo Jesús Castillo Molleda, politólogo y docente de la Universidad del Zulia.
Y es que el presidente fue tajante el domingo respecto a su amenaza contra el núcleo de la oposición, de no permitirle acudir a las elecciones presidenciales de 2018: “colectividad que no haya participado hoy y haya llamado al boicot de las elecciones no puede participar más”, advirtió.
El anuncio de Maduro parece tomar por sorpresa a muchos, pero en realidad es posible determinar ese tipo de accionar aparentemente errático desde que la oposición se quedó con la Asamblea Nacional en diciembre de 2015.
“A partir del 21 de diciembre de 2015, tras perder las elecciones del día 6, nombró un Tribunal Supremo de Justicia que se convirtió en el espadachín del gobierno y que lo defiende en todos los ámbitos”, explicó Castillo Molleda.
Desde entonces ha sabido contrarrestar, además, las estrategias efectuadas por la oposición, tal como evidenció el experto enumerando sus acciones en el último año:
“El 1 de mayo les dijo que les cambiaba la protesta por dejarlos participar en una Asamblea Nacional Constituyente. Luego la oposición se negó a participar y propuso un plebiscito para tumbar al gobierno. Lo realizó el 16 de julio, pero no pasó nada. Cuando el chavismo realizó la votación para la ANC el 30 de julio, aprovechó para convocar a elecciones para gobernadores el 15 de octubre, y allí logró dividir a la oposición entre quienes no se presentaron y quienes a pesar de que ganaron, no se juramentaron. Y el domingo avanzó más con los alcaldes. Sin lugar a duda, a pesar de la grave crisis del país, Maduro mantiene mucho poder”, aseguró Castillo.
Carlos Berrizbeitía, diputado opositor a la Asamblea Nacional, admitió que el gobierno ha sabido confundir y dividir, pero no precisamente por un manejo inteligente de Maduro.
“Más que astuto, ha utilizado su férreo control de las instituciones venezolanas para eso. Para inhabilitar dirigentes opositores, dividir a los sectores de la Mesa de la Unidad Democrática, y en eso quizá ha sido exitoso. Ha utilizado las distintas instituciones del Estado, en manos del chavismo, como instrumentos políticos para jugar contra los rivales”, argumentó.
Pero aunque el politólogo Castillo Molleda recalcó la inteligencia del régimen de Maduro para fracturar a la oposición, advirtió que es muy poco probable que vaya a vetar a sus principales grupos para no que acudan a las elecciones presidenciales, y explicó el motivo.
“Hay en este momento un diálogo en República Dominicana que podría, de repente, minimizar esa advertencia que hizo contra dichos partidos. Si el gobierno necesita que la oposición negocie, no tiene sentido que le quite poder a esas facciones que precisamente son las que están en la mesa: Primero Justicia, Voluntad Popular y Alianza Democrática. Y quienes no están en el diálogo son los que participaron en las municipales: Partido Progresista y Un Nuevo Tiempo. Por eso necesita de esas facciones para seguir negociando”, advirtió.
Para Berrizbeitía, en cambio, conociendo los antecedentes de su gobierno, Maduro es capaz de llegar a acuerdos con la oposición para seguir jugando con ella mientras que en 2018, a la hora de la verdad, otro podría ser su accionar en este sentido. Eso a pesar de que no tiene facultades de vetar a los partidos políticos, ya que están en su derecho constitucional de no participar.