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El proceso de Juan Carlos Osorio con Nacional parece tener los días contados, independiente del desenlace de la actual Liga Águila-1.
Además del desencanto que le genera el maltrato de un sector de la prensa, el descontento de los aficionados por la eliminación en la Copa Libertadores y el actual nivel del equipo, el estratega risaraldense tiene en sus manos la decisión de irse a dirigir al Sao Paulo de Brasil, un club de estirpe mundial.
La oferta del equipo brasileño “no es un globo inflado” ni una nube de humo para apaciguar ánimos, dijo un allegado al timonel. La presencia de los dirigentes del Sao Paulo en Medellín se hizo bajo la autorización de Nacional.
Aparte de los brasileños, ayer también asistió al entrenamiento de los verdolagas un emisario del Cruz Azul, que pretende los servicios de Osorio.
El estratega, que en la rueda de prensa tras el empate 3-3 con el Cali dijo que no era el momento de hablar del Sao Paulo, les confesó a sus amigos molestia por los comentarios dañinos que hay en la actualidad y recordó que jamás ha utilizado los títulos y las ofertas para pedir aumento del salario. “Hoy gana igual” y tampoco ha dejado de cumplir con sus labores por atender a los visitantes.
Su mente hoy está puesta en el duelo del sábado en Cali, pues aún sueña con alcanzar el séptimo campeonato con Nacional por encima de cualquier ofrecimiento.
En la decisión de aceptar la oferta del Sao Paulo, Osorio tiene en cuenta el concepto de la familia. La gusta más el sur del continente por lo que representa Brasil para el fútbol mundial. Y el idioma no es ningún impedimento porque eso se supera fácil estudiando, pues tiene recorrido y sabe cómo afrontarlo.
¿Se irá o no? Solo el tiempo cercano lo dirá, porque, además de un contrato firmado hasta 2017, lo aferra su cariño a Nacional, al que siempre ha considerado “un proyecto serio”.