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Tres mujeres, asomadas en un balcón con el pecho descubierto, gritaban arengas enfurecidas contra la política en tribuna. Querían demostrar su inconformidad con el discurso que oían. Como integrantes de un movimiento radical feminista, alzaban sus voces y sus manos remedando el saludo nazi, para dejar en evidencia su rabia contra Marine Le Pen, jefa del partido francés Frente Nacionalista, que al mismo tiempo adelantaba un discurso lleno de reminiscencias radicales, xenófobas y antiinmigrantes. En pocos minutos el balcón fue invadido por hombres de seguridad de Le Pen y las mujeres sacadas a empujones.
No hay lugar a disenso. No se permiten las protestas. El Frente Nacionalista representa la derecha más radical de una Europa que asusta desde el discurso y promete asustar aún más cuando se aprueben sus propuestas legislativas. Marine Le Pen, aquella contra quien iban las arengas de las mujeres desnudas, apenas sí sonrió por el espectáculo dado por las jóvenes, antes de regresar de nuevo a su propuesta política y filosófica: inmigrantes, abandonen nuestra tierra.
Hija del líder racista Jean-Marine Le Pean, esta mujer de cabello platinado y piel blanca, insiste en una Francia con fronteras cerradas, recelosa de aquellos que no han nacido en sus tierras y vigilante del islam, al que acusa de ser una religión que incita a la violencia. Euroescéptica, desconfiada de la unión del Viejo Continente, pide acabar con el espacio Schengen para volver a controlar los límites físicos de la nación y poder así asumir el progreso de una Francia exclusiva para los franceses.
Los seguidores del FN generan pánico por su comportamiento radical y, muchas veces, violento. El discurso nacionalista cala hondo en momentos de crisis económica y partidos como el de Le Pen ganan adeptos a una velocidad pasmosa, mientras prometen defender sus postulados a cualquier precio. Dudan de los musulmanes, de los africanos, de los latinos. Todo aquel con un pasaporte diferente parece ser culpable antes de que se demuestre lo contrario.
Esta es la Europa que asusta. Una que ve en la expulsión del diferente la solución a los problemas y en la inmigración la raíz de todas la crisis. “Inmigrantes, abandonen nuestras tierras, vuelvan a la suya, esta es nuestra”, gritan a coro sus seguidores. No se veía entre ellos ninguna piel diferente a la blanca.