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Como era de esperarse, después del gesto gubernamental de conceder el indulto a 30 guerrilleros y prometer la mejoría de las condiciones de los presos insurgentes, las Farc aceptaron modificar la metodología de negociación con el objetivo de acelerar la firma de acuerdos.
El comandante de la agrupación, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, ratificó esa decisión en El Informativo Insurgente, un medio de propaganda noticiosa emitido por internet. Señaló que la propuesta del cónclave, como la llama el presidente Juan Manuel Santos, le fue expuesta en detalle el fin de semana por su hermano Enrique, durante una charla en La Habana.
El Jefe de Estado se mantiene en la tesis de que el cese bilateral del fuego debe pactarse ojalá antes del 1° de enero y que el Acuerdo Final deberá estar resuelto el 23 de marzo de 2016. Por eso ha pedido a los delegados de ambas partes que hagan “una especie de cónclave y que no salgan hasta que tengan humo blanco”.
Al respecto, “Timochenko” contó que hace meses había dicho que la metodología actual de los ciclos de conversaciones no era la mejor. “La idea del cónclave es la figura para mostrar que queremos un escenario donde haya resultados”, manifestó.
Los delegados no han hecho pública la manera en que cambiará su sistema de trabajo, que en la actualidad consta de ciclos de conversaciones y subcomisiones temáticas.
No obstante, el cabecilla propuso que se nombre una Dirección Ejecutiva integrada por los jefes de ambas delegaciones (Humberto de la Calle e “Iván Márquez”), “que junto a los jefes de las subcomisiones hagan el plan, un cronograma, y esté permanentemente destrabando lo que se dé”.
Lo que sigue es acordar los nuevos mecanismos de discusión, para embarcarse en una contrarreloj antes de las doce campanadas de Año Nuevo.
La solicitud de Santos es clara: que no se paren de la mesa hasta que no esté firmado lo que falta.
Eso implica terminar el acuerdo sobre justicia y víctimas y lograr el cese bilateral del fuego en un plazo de 35 días a partir de hoy. Y reducir el paramilitarismo a su mínima expresión, definir qué pasará con las armas de la insurgencia, con las áreas de concentración de desmovilizados y brindarles garantías de seguridad, entre otros compromisos (ver el listado), en un término de cuatro meses.
Cumplir ese plazo no solo ilusiona al Gobierno. El Papa Francisco expresó ayer que su deseo es que en Colombia se eleve una “aurora de paz”, a lo que Santos respondió en Twitter: “Santidad, sus deseos son instrucciones para nosotros. Trabajamos para que en marzo brille aurora de paz”.
Darío Acevedo, docente, historiador y analista del conflicto, opina que “el afán del Presidente será aprovechado por las Farc para impulsar sus ideas, como los territorios de paz y las curules en órganos de elección popular. Lo más probable es que la firma sí se dé en ese tiempo, pero bajo los criterios que va a imponer la guerrilla”.
A su juicio, hay un afán político y electoral del Gobierno, “porque después de marzo se empiezan a perfilar las candidaturas presidenciales para 2018, por eso no es extraño que Santos y Vargas Lleras se estén distanciando”.