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No es que se vaya a morir uno, pero podría enfermar al bañarse en muchas de nuestras playas en ambas costas: Los parámetros de calidad microbiológica del agua superan en repetidas ocasiones los límites recomendados para la salud humana y la conservación de los ecosistemas marinos.
La situación es más seria en Antioquia, donde en el 100 por ciento de los sitios de medición las aguas costeras no son aptas para la actividad turística. Pero tampoco el 72 por ciento de las de Sucre y el 58 por ciento de las de Atlántico.
El diagnóstico proviene del informe 2011 de la Red de Vigilancia para la Conservación y Protección de las Aguas Marinas y Costeras de Colombia (RedCAM) de la que hacen parte 16 entidades.
La principal causa es el vertimiento de aguas residuales en las costas, un problema que aumenta a medida que crecen las poblaciones.
El informe concluye que en “todas las áreas marinas y costeras de Colombia hay problemas específicos de la calidad del agua”, así haya zonas donde es más crítica la situación.
“Hace poco estuve en Cartagena. El agua es turbia, grasosa, con basuras. Las playas igual, sucias y huelen maluco”, según Julián Vélez, un turista como cualquiera otro.
Este panorama podría trasladarse a otros sectores de la geografía costera. Pero ¿qué tan cierto es?
En Cartagena lo confirmó el diagnóstico RedCAM: la Ciénaga de la Virgen y la bahía interna superan los límites de las normas, según un documento para EL COLOMBIANO preparado por Julián Betancourt, director de laboratorios del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar) que coordina el estudio.
Adriana Yepes Mayorga, investigadora de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, quien ha estudiado en el pasado la situación de las playas de Bocagrande y Marbella, en las que entonces los parámetros microbiológicos estuvieron por encima de la norma, confirmó que todo el tiempo observó “presencia permanente de animales como aves, caballos y perros usando las playas junto a los bañistas, lo que favorece la contaminación por microorganismos, así como las basuras que dejan los usuarios de estas áreas de recreo”.
Tanto en Santa Marta como en el Golfo de Morrosquillo y en el de Urabá, la caída directa al mar de caños y arroyos contaminados inciden en la calidad de las aguas.
Aunque Vanessa Paredes, subdirectora de Gestión y Administración Ambiental de la Corporación Autónoma Regional de Urabá (Corpourabá) indicó que la contaminación es de media a baja según los 30 puntos de muestreo en el golfo, reconoció que lo más crítico es la contaminación por microbiológicos (coliformes totales y coliformes fecales).
En las últimas predomina la Escherichia coli.
Alcantarillas
Eso es lo que hace que las aguas costeras no sean aptas, según el informe RedCAM que se ha producido durante 11 años consecutivos.
“Solo mire el Waffe (el puerto) en Turbo”, exclamó Yenecith Torres refiriéndose a las aguas pútridas del lugar. Torres, investigadora del Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico, hizo un estudio en esa localidad.
En el Pacífico sucede algo similar: no existe cultura del reciclaje y las basuras van a las playas. Tampoco hay sistemas de disposición de aguas, reveló la investigadora que ha recorrido la región.
“En su mayoría los asentamientos costeros no alcanzan en promedio el 30 por ciento en cobertura de alcantarillado y son muy pocos los municipios que tienen sistemas de tratamiento de aguas residuales”, reportó RedCAM.
A eso se suma la caída de ríos con toda su carga contaminante: el Magdalena al norte del Atlántico, el Manzanares en Santa Marta; Volcán, Currulao y Turbo en Antioquia y algunos arroyos cercanos a Tolú y Coveñas”, señaló el informe de Betancourt, el que resalta que durante estos años los sectores insulares de Bolívar y Morrosquillo, así como playas en San Andrés y Providencia, Magdalena y Guajira han tenido aguas de buena calidad.
La mayor contaminación en el Golfo de Urabá, certificó Paredes, se ha producido de 2009 a 2011 “al sobrepasar significativamente el límite permisible”.
En cuatro puntos de Necoclí existe contaminación de las aguas por sistemas de alcantarillados que drenan al mar, confirmó Daveis Martínez, funcionario de Saneamiento Ambiental de la Gobernación de Antioquia en esa población. “Las aguas tienen que estar muy contaminadas” (por esa razón), según Rosa Matilde Hernández, directora local de Salud.
En el Golfo de Morrosquillo y las poblaciones de Tolú y Coveñas, algunos arroyos crean los problemas, aclaró Tulio Ruiz Álvarez, profesional de la Corporación Autónoma Regional de Sucre. “La calidad no es adecuada en Coveñitas”. Allí cae el arroyo Villeros y cerca está el Amansaguapos.
La situación es normal en San Onofre, el otro municipio sobre el golfo, pero en los corregimientos Verrugas y El Rincón las aguas residuales caen indirectamente al mar.
Los líos para las playas de la bahía de Santa Marta provienen del Manzanares y del rebose en invierno de alcantarillas como los de las calles 10 y 22, de acuerdo con estudios realizados en distintos momentos y publicados en las revistas especializadas Acta Biológica Colombiana y Dyna.
El RedCAM estimó que las cargas domésticas provenientes de los municipios costeros fue en 2011 de 35.514 toneladas/año de materia orgánica en términos de DBO (demanda biológica de oxígeno) y de 71.028 toneladas/año en cuanto a DQO (demanda química de oxígeno), dos de los parámetros de medición.
Las mayores cargas, que llegan al mar por ríos y escorrentías, las produce Barranquilla, siguiéndole Cartagena, Santa Marta y Buenaventura.
El problema aumenta en ciertos lugares por las descargas del agua de lastre de los barcos. El Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Caribe de la División General Marítima ha hecho varios estudios, informó Gustavo Rous, del Área de Protección del Medio Marino.
En el Golfo de Morrosquillo y en Bahía Portete en La Guajira se ha medido la incidencia negativa de tales descargas, que contribuyen al exceso de coliformes fecales.
Incidencia
Pero ¿representa esta contaminación una amenaza para la salud? No existe información directa, pero se cree que sí. Jackson Paz Macías, secretario de Salud de Coveñas, dijo que en época vacacional “se disparan las intoxicaciones alimenticias y diarreas en personas del interior, debido a alimentos y al agua”.
En Necoclí no se separan los datos por origen, explicó Miguel García, de la Dirección Local de Salud.
En estaciones de la bahía de Cartagena las concentraciones de metales pesados, cromo y plomo, estuvieron “hasta tres veces por encima de los valores de referencia utilizados”, de acuerdo con RedCAM. ¿Qué implica eso? No se sabe.
Y si bien el RedCAM llama la atención de entes gubernamentales para mitigar el impacto, por ahora seguiremos nadando en la turbidez de nuestras aguas costeras.