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Si le gustan los helados y es consciente de la huella ambiental de cada producto que adquiere, tal vez le importe poco pagar unos pesos de más para satisfacer su antojo.
Por cada helado que venda la tienda Ben & Jerry en Soho, Londres, la compañía destinará un penny (la moneda de más bajo valor) para compensar la huella de carbono de cada bola del producto y el cajero le preguntará si usted quiere donar otro para que el impacto sea mayor.
Este café será la primera tienda de menudeo que usará una plataforma tecnológica que inmediatamente evalúa el impacto ambiental de cada compra.
Y no creo que no se dan. Las emisiones de una bola de helado, incluyendo todo, desde las vacas al transporte y el congelamiento del producto, suman casi ¼ de libra de CO2 a la atmósfera.
La plataforma reconocerá automáticamente la huella de cada cliente y a un costo menor de un penny es posible compensar la misma cantidad de emisiones: el dinero va a un proyecto de conservación de bosques en Perú.
La plataforma fue diseñada por la Fundación Poseidón, establecida por Laszlo Giricz, quien trabaja en el sector de bonos de carbono y quien cree que es barato ser carbono positivo.
Aunque existen programas que le dicen a la persona cuál es su huella de carbono y compensar, hasta ahora, según esta fundación, no se había logrado establecer la huella de productos en las tiendas minoristas.
El dinero va entonces a un programa que combate la deforestación. Cada minuto en el planeta se pierden bosques equivalentes a 27 canchas de fútbol, aumentando las emisiones de gases de invernadero.
El dinero que se recauda en esta tienda de helados, ayuda a desarrollar un proyecto en el parque nacional Cordillera Azul en Perú, en la intersección de las cuencas del Amazonas y los andes, donde una corporación, Ecosfera trabaja con comunidades locales para respaldar negocios que proveen ganancias justas sin cortar los árboles en un área de alto riesgo de deforestación.
Se cultiva, por ejemplo, cacao alrededor del parque, que se traduce en un comercio justo de barras de chocolate y una firma auditora externa verifica que de verdad se protejan los bosques.