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El fin del estado de prevención por la mala calidad del aire, decretado ayer en el Valle de Aburrá, en vez de bajar la guardia, impone el reto de seguir atentos a la posible ocurrencia de nuevos episodios de contaminación y de aumentar la operatividad e incluir nuevos frentes de control de emisiones tóxicas a la atmósfera.
Así lo reconoce el Área Metropolitana (Amva) que, en voz de la subdirectora Ambiental, María del Pilar Restrepo, sostiene que tanto el sector empresarial como el del transporte deben propender por una gestión más limpia.
“Con el Ministerio del Ambiente estamos gestionando incentivos para aquellas empresas que implementen procesos de producción con cero emisiones”, dijo Restrepo.
En cuanto al transporte, que aporta el 80 % de la contaminación del aire, el Amva detalló que al finalizar 2016, 58 % del parque de tranporte público masivo funcionaba con tecnologías limpias. Hoy está en 67 % para 1.045 rutas integradas; y en 64 % para 1.509 rutas metropolitanas. La meta es llegar a 100% en 2030.
“Pero esta responsabilidad también es de los ciudadanos, que deben seguir atentos a revisar el aplicativo del Siata en sus móviles, compartir sus vehículos, practicar la movilidad activa (a pie o en cicla) y usar el sistema de transporte público”, señaló Restrepo.
Daniel Montoya Escobar, investigador de temas ambientales relacionados con la contaminación en la ciudad, advirtió que si bien las autoridades han tomado medidas, estas no son suficientes para tranquilizarse.
Montoya Escobar denunció que en Medellín, todos los días, se encienden calderas que reutilizan el aceite quemado de vehículos, el cual contiene 10.000 partes por millón de azufre. “Lo usan porque es más barato que el diésel y genera más calor de combustión”, indicó. Exigió, por ejemplo, que se haga más control a la emisión nocturna de contaminantes en las fuentes fijas e incluir otros agentes contaminantes diferentes a las partículas PM 2.5 y PM 10.
El Amva espera que aplicando el Pigeca (Plan Integral de Gestión de la Calidad del Aire), que incluye múltiples componentes y procesos relacionados con la producción limpia y el control de las emisiones, no haya necesidad de decretar más medidas de emergencia, como estados de alerta o de prevención, incluso en las dos temporadas de transición de clima seco a lluvioso, que en el Valle de Aburrá se dan cada año entre marzo y abril y octubre y noviembre.
Carlos David Hoyos, director del Siata, dejó claro que el periodo de transición fue superado y el Aburrá está en una época de precipitaciones consolidada, con lluvias tanto de día como de noche.
Pero el estado de prevención se mantiene hasta hoy sábado, cuando rige el pico y placa de 5 dígitos pares para carros particulares; volquetas y camiones; y motos de 2 y 4 tiempos, en los diez municipios del área metropolitana.
A partir del lunes 9 de abril de nuevo entra a regir el pico y placa de movilidad, que incluye 4 dígitos para vehículos particulares, 2 dígitos para las motos de 2 tiempos y los taxis con placas terminadas en 9.
Las 19 empresas que tenían medidas preventivas por tener equipos contaminantes pueden iniciar los procesos de ajuste. Se calcula que con la medida se dejaron de emitir cerca de 18 toneladas de gases tóxicos a la atmósfera.