viernes
7 y 9
7 y 9
En la Alta Guajira hay 205 familias wayúu que no solo tienen una casa nueva en la que los 35 grados centígrados con los que cae el sol no solo no golpean tanto a las 12 del mediodía, sino en la que hay un pequeño panel solar que, literalmente, les cambió la vida: pueden ver las noticias y cargar el celular y hablar por teléfono. ¡Una bendición!
Así lo dijo Nicarsio Mejía, un líder indígena de la comunidad Sipiana, quien explica que las casas —de 47 metros cuadrados— han sido la obra más importante que se ha hecho en su tierra en las últimas décadas. Son fresquitas.
Se trata, entonces, de 205 nuevas viviendas adaptadas al cambio climático y ubicadas en el municipio de Uribia. Cada una ellas tiene una estructura metálica hecha en tubería galvanizada, sus pisos y muros son fabricados con madera plástica —un material que aísla el calor— precisamente debido a las altas temperaturas de la región. Adicionalmente, están soportadas sobre una base palafítica para evitar las posibles inundaciones.
Así mismo, cada vivienda del proyecto cuenta con un panel solar que garantiza luz eléctrica, permitiendo utilizar electrodomésticos y efectivamente, cargar celulares.
“Estas casas son fáciles de construir, en materiales resistentes, amigables con el ambiente y adaptadas al cambio climático. Este es un proyecto de ‘arquitectura étnica’. Si no hubiera sido así probablemente hubiéramos entregado una casa de ladrillo, sin acabados y sería una construcción en la que los indígenas no se sintieran parte de ella”, dijo Iván Mustafá, gerente del Fondo Adaptación.
Explicó Mustafá que en este proyecto se invirtieron cerca de 5.400 millones de pesos de pesos. Cada casa tiene 47 metros cuadrados, es decir, casi cuatro veces más del espacio en el que usualmente habitan (10 metros cuadrados) y consta de salón social para colgar chinchorros, cocina, dos habitaciones y un baño.
Además destacó que pensando en el ahorro del agua se diseñó el baño “en seco”, lo que significa que requiere poca agua para funcionar.
“Estos hogares que le entregamos la comunidad indígena wayúu, se diseñaron junto con ellos, respetando sus usos y costumbres. Es un proyecto ejemplo para el mundo”.
El líder indígena Nicarsio Mejía dijo, entonces, que no es una exageración: “Nunca antes aquí en La Guajira se había hecho una obra como estas. Son unas viviendas muy cómodas y son una bendición para nosotros los wayúu. Estas casas son muy valiosas porque lo que sucede es que se climatizan, no son de cemento, están construidas en un material (madera plástica) que cuando es de noche se adaptan al clima. Lo que pasa es que en el desierto de noche sentimos bastante frío y en el día hay demasiado calor. Ahora nos sentimos que volvimos a nuestros ancestros y tenemos unas viviendas típicas nuestras, en las que el sol no nos pega tanto”.
Destacó que las familias que están viviendo en estas casas fueron las que resultaron afectadas por la ola invernal 2010-2011. “Lo que ocurrió fue que hicieron un censo en el que se registraron las personas a las que se les cayó las casitas de barro. Lo bueno además de las viviendas es que nos las entregaron con paneles solares. Es que mire, aquí tampoco teníamos energía y no teníamos cómo cargar un celular. ¡Ya lo tenemos! Estamos conectados con el mundo. Podemos ver televisión, pasamos años sin saber qué estaba pasando, si se había acabado el mundo habríamos quedado sin saberlo”, afirmó Nicarsio, mientras se ríe.
Medardo Fernández, otro de los líderes indígenas, dijo que las casas han sido “pura felicidad”. Describió que tienen dos cuartos y una terraza en la que caben cuatro hamacas e, inevitablemente, también contó que ya pueden tener televisión porque funcionan con la energía de los paneles solares.
“Es un gran logro porque ya podemos ver el noticiero. Además volvió el fresco. Lo que a muchas familias las pone triste es que no quedaron con ningún recuerdo de la casitas que perdieron con las lluvias, no hay nada, perdieron todo. Este es un nuevo comienzo”.