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Desde ayer, Jorge Uribe y sus compañeros de faena, preparan la caña que será llevada mañana al trapiche para molerla y extraerle la miel. La tarea para beneficiar unas seis toneladas de la planta cultivada sin químicos y cosechada esta semana se realiza en la vereda La Comba, del municipio de Santo Domingo, en el Nordeste antioqueño.
El producto es esperado en la planta homogenizadora de la Central de Mieles del Nordeste, ubicada a una hora de camino en el vecino municipio de Cisneros, donde luego se producirá panela orgánica que se pulverizará para ser exportada a Europa.
Con esta labor, Uribe y otros 200 campesinos y sus familias de las áreas rurales de Cisneros, Santo Domingo y San Roque obtienen el sustento. Reciben un sobreprecio aproximadamente del 30 % frente al valor que se paga por el alimento en las centrales de abastos en Colombia.
El líder de esta iniciativa, Santiago Rodríguez, recuerda que la Central inició operaciones en 2009, pero solo desde hace dos años arrancaron las exportaciones, que hoy superan las 80 toneladas por mes, principalmente despachándole a compradores en España, Francia, Italia y Alemania.
“Aquí comenzamos vendiéndole a grandes superficies, al Ejército, y a tiendas independientes, hasta que aparecieron los compradores internacionales gracias a la gestión de la Federación Nacional de Productores de Panela (Fedepanela)”, comenta.
En las cuentas de Rodríguez, producir hoy un kilo de panela para el mercado mayorista en Colombia cuesta unos 1.700 pesos, pero con la panela orgánica que sale del Nordeste los pequeños productores están recibiendo más de 2.000 pesos por el kilo de caña.
Se destaca que los cultivadores reciben asistencia técnica, capacitación en producción sin utilización de químicos y apoyo para obtener la certificación que les permita el ingreso a los exigentes mercados europeos.
Para el secretario de Agricultura de Antioquia, Jaime Alberto Garzón, la experiencia ha sido exitosa toda vez el beneficio que reciben los pequeños productores vinculados a la estrategia, quienes perciben un mayor valor por lo que producen en sus cultivos que, en promedio, no sobrepasan las dos hectáreas.
Conquistando clientes
Otro ejercicio exitoso de exportaciones de este alimento, lo constituye María Panela una empresa que trabaja con centrales de mieles en Santander, Cundinamarca, Eje Cafetero, Valle y Huila, y que exporta panela pulverizada y productos con valor agregado como bebidas a partir de panela.
Fernando Heincke, director de la empresa, señala que la aventura de atender mercados extranjeros empezó el año anterior, pues la marca está registrada en 40 países. “Ahora somos fuertes en Estados Unidos, y en Europa estamos llegando este año a Francia, Alemania e Inglaterra”.
Desde la dirección Comercial de Fedepanela, Carlos Guerrero, explica que la exportación panelera se impulsó desde 2012 cuando se despachaban 720 toneladas anualmente. “En 2015 superamos las cuatro mil toneladas, es decir que se multiplicaron por cinco las exportaciones alcanzando un valor de seis millones de dólares”.
Según el dirigente, la búsqueda de sustitutos para el azúcar refinado le está abriendo mercados a la panela en Europa, Asia, Canadá y Estados Unidos. “Este es por ahora un proceso muy pequeño, pero con mucha perspectiva de crecimiento y expansión”.
Dentro de esa proyección, María Panela, que se define como una empresa “B Corp”, espera concretar negocios por más de mil toneladas y convertirse en el primer exportador del país (ver Glosario).
En lo que coinciden empresarios, productores y dirigentes gremiales es en reconocer que las puertas apenas se están abriendo en el mercado para un producto en el que hay competidores de India, Uzbekistán, Pakistán y Ecuador. “Por su calidad, la panela colombiana está logrando el reconocimiento internacional”, aseguran.