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Hoy, hace cuatro años, entró en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y, depende de la orilla desde que se vea, el balance es más o menos favorable para Colombia.
El Gobierno, por medio de su promotora de inversión Procolombia, asegura que durante este periodo 104 nuevos productos nacionales tocaron suelo estadounidense y facturan 90 millones de dólares. Además, el gigante del norte se mantiene como principal socio comercial del país: allí va el 30 % de exportaciones.
Las ventas totales a ese país pasaron de 21 mil millones de dólares, en 2012, a 9 mil millones, en 2015, una reducción del 60 %, explicada, en mayor medida por la caída de precios del crudo desde julio de 2014 (ver gráficos).
Ese enfrentamiento de datos puede seguir de forma interminable, pero defensores y contradictores del TLC no se pondrán de acuerdo, incluso cuatro años después.
Para Hernando José Gómez Restrepo, quien fue zar de los acuerdos internacionales en los gobiernos Uribe y Santos, este tratado, le dio a Colombia el acceso preferencial al mercado estadounidense, beneficio arancelario que ya tenían naciones centroamericanas y socios como Chile.
“Ha sido un gran impulso para que empresarios logren vender más y las cifras lo sustentan, pero gustaría ver mejores cifras en materia de volumen exportado”, aseguró.
En los años de vigencia del tratado, según datos del Gobierno, hubo un crecimiento anual de 11,2 % en número de microempresas que exportaron a Estados Unidos. En el gran total, pasaron de 1.930 (2012) a 2.201 , el año pasado.
Industria local no celebra
Al otro lado de la orilla está el Grupo Proindustria, colectivo empresarial que se opone a los TLC suscritos por Colombia. Su vocero, Guillermo Rodríguez, considera que el tratado con Estados Unidos fue un “desastre del que vivimos día a día las consecuencias”.
El empresario cree que el acuerdo, como muchos otros, se hizo sin bases y desconociendo la debilidad competitiva de la industria colombiana. “Hace cuatro años teníamos superávit comercial y mírenos hoy con ese déficit gigante”, explicó.
El déficit de la balanza comercial de Colombia con EE.UU. alcanzó los 3.209 millones de dólares a 2015, 1.719 millones más que en 2014.
Y es que, desde la entrada en vigencia del tratado, las importaciones desde Estados Unidos aumentaron 10,3 %: de 14.062 millones de dólares, en 2012, hasta 15.512 millones en 2015. Sin embargo, en 2014 hubo un pico de entrada de mercancías estadounidenses que sumaron 18.192 millones de dólares.
Durante la vigencia del TLC, el 64 % de importaciones desde Estados Unidos fueron materias primas y productos intermedios (para producción local de un bien final).
Aunque todo esto enmarca el balance del tratado, hay que tener en cuenta que la caída de precios del petróleo mermó el comercio con Estados Unidos, pues más del 50 % de lo que vendíamos eran productos minero-energéticos.
Ese no es el único rubro que pesa sobre la caída en las ventas: las exportaciones no tradicionales, en los últimos cuatro años cayeron 20 %. En eso tiene mucho que ver Antioquia.
El principal interesado en sacarle provecho al acuerdo con Estados Unidos es Antioquia, pues el gigante del norte es y ha sido su principal socio comercial.
Ahora bien, como sucede en el plano nacional, la perspectiva con la que se mire el tratado determina su balance.
Para Procolombia, las cifras departamentales frente a al TLC son positivas, porque es líder en exportaciones a Estados Unidos y porque concentra el 22,4 % de las exportaciones no minero-energéticas de Colombia a ese país.
Además, la Cámara de Comercio de Medellín, destaca que el número de empresas que llevaron productos a Estados Unidos pasó de 478 (2012) a 545 (2015), un incremento de 14 % en cuatro años.
Pero las cifras de balanza comercial muestra que la preponderancia de Estados Unidos para las exportaciones de Antioquia ha caído en los últimos cuatro años, explicado por el lastre de la revaluación, los altos costos logísticos, la competencia China y la caída de precios internacionales del oro, lo que más ha exportado, en valor, históricamente la región.
En 2012, el 50 % de exportaciones del departamento iban rumbo al norte, pero bajó al 36 % en 2015, según datos de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia.
Pero no solo se ha perdido en participación, el valor de las exportaciones cayó a la mitad, de 3.341 millones de dólares a 1.672 millones, y las importaciones made in USA se incrementaron en 88 % en los últimos cuatro años.
Hay que también tener en cuenta que la industria nacional mostró balances en rojo en los últimos años y una caída progresiva de las exportaciones, en parte, por una década de revaluación que le restó competitividad al sector productivo colombiano.
Ahora, desde mediados de 2015, el dólar repuntó y el panorama se muestra diferente para los exportadores. Con seguridad, esta tasa de cambio ayudará a sacarle jugo al acuerdo. Sobre todo porque hay que verlo desde las ventas no tradicionales a ese país.
Datos del Dane arrojan que el año pasado las exportaciones, excluyendo petróleo y oro, aumentaron 21 %, hasta 503 millones de dólares, pero solo representan el 19 % del total de lo enviado a Estados Unidos.
Para el exzar de los TLC, el escenario pinta bien para “el sector de alimentos procesados, cosméticos, productos de aseo, piezas metalmecánicas y para la exportación de confecciones de ropa deportiva y vestidos de baño”. En todos estos subsectores donde Antioquia es claro protagonista y así lo demuestran sus productos más vendidos al país del norte (ver gráfico).
Ahora bien, para que esto ocurra de mejor manera, Gómez cree que a los empresarios les falta impulso para certificarse adecuadamente, pedir permisos y homologar sus productos con estándares de EE.UU.
“Ahí nos ha faltado mucho como país, y ese es el gran reto a mediano y largo plazo. No ver el acuerdo como una herramienta para poner mercancía, sino crear lazos de valor industrial”, insiste Gómez.
Desde la visión de Proindustria, la producción manufacturera del país sí puede tener un mejor desempeño y concuerdan con la expectativa de un crecimiento de 4 % para el motor productivo nacional en 2016, como lo estima la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi).
Pero “el impulso del dólar para exportar más no es del todo cierto, aún con la tasa de cambio alta, siempre habrá un desequilibrio, pues las materias primas para importar y los bienes de capital, como maquinaria, se encarecen”, precisó Rodríguez.
Ante las cifras y la actualidad del comercio exterior, los críticos de los TLC creen que el Gobierno va en una competencia y está tratando de romper un récord para ver cuántos tratados es capaz de firmar en un mandato: “eso es hacer las cosas a la carrera y sin pensar en el empleo industrial”, concluye Rodríguez.