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En un mensaje enviado desde La Habana, el jefe del equipo negociador del Gobierno en el acuerdo con las Farc, Humberto de la Calle Lombana, dijo a más de 300 representantes de las 57 cámaras de comercio del país que “el sector privado tiene el mejor músculo para crear una paz firme y duradera. Ya terminamos el conflicto, construyamos la paz entre todos”.
Eso abrió el panorama para la discusión del Congreso Anual de Confecámaras, que finalizó ayer en Cartagena, y giró en torno a los retos económicos del posconflicto. En las cuentas del Gobierno, en ese escenario la economía crecería 1,4 % adicional al año.
El primero fue revelado por el director del Departamento de Planeación Nacional (DNP), Simón Gaviria, quien explicó que el fin del conflicto allana el horizonte a la confianza inversionista y de los consumidores
“Por la experiencia internacional, 10 años después del fin del conflicto, la formalización en la economía aumenta más de 50 %. Para eso hay que movilizar políticas orientadas desde Planes de Ordenamiento Territorial (POT), centrados en construcción, industria y agroindustria”, sectores que, después de una década de finalizado el conflicto, crecerían a tasas de más de 20 %, agregó Gaviria.
El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, puso el segundo reto sobre la mesa: la lucha contra la corrupción será definitiva para lograr un impacto positivo desde la economía en un escenario de posconflicto: “necesitamos aliados como las cámaras de comercio del país, que nos apoyen en la veeduría sobre la inversión pública regional”.
Pero habrá que tomar determinaciones desde el Gobierno ante un tercer reto económico luego del acuerdo: dar certidumbre jurídica.
El Alto Consejero para el Posconflicto, Rafael Pardo, indicó que “empezaremos a estabilizar los municipios donde hubo más intensidad del conflicto. Y allí necesitaremos del empresariado, porque desarrollaremos un agresivo programa de formalización”.
Explicó que se invertirían 2,7 billones de pesos en un censo catastral multipropósito, para que la escritura del predio sea el mismo documento catastral: “permitirá mayor control e invertir de manera eficiente”, acotó.
El cuarto reto es saber gastar, en que será clave la reforma tributaria que se presentará al Congreso el próximo mes. El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas se comprometió ayer a que “la reforma dará estabilidad fiscal al país por lo menos durante 10 años”. Agregó que el fin del conflicto será un imán para divisas, turistas y “también veremos un impacto en la tasa de cambio a mediano plazo”.
Los análisis citados por los funcionarios implican que habría “un doble dividendo” tras el conflicto: uno inherente al crecimiento económico y otro sobre la imagen de Colombia en el exterior
Pero el quinto reto es de puertas para adentro: cerrar la brecha de desigualdad entre zonas urbanas y el campo. “Requerimos del compromiso de las empresas para que las zonas restringidas por el conflicto sean focos de inversión. No implica abrir grandes fábricas, sino apoyar pequeños productores, comprarles y rehabilitar el tejido social”, concluyó Pardo.
Con todo, varios asistentes al congreso de Confecámaras señalaron que el “bono económico” del posconflicto no soluciona todos los problemas, pero sí mejora condiciones.*Invitación de Confecámaras.