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Un ciudadano colombiano pasa el equivalente a 20 días del año montado en un bus por culpa de los trancones, lo que refleja las dificultades en movilidad registradas en las principales ciudades del país.
Los costos de los trancones que se viven a diario en las vías representan pérdidas gigantescas para los ciudadanos, según un estudio hecho por Darío Hidalgo, miembro de Global Green Growth Institute (entidad internacional que apoya programas de desarrollo en países emergentes) y que actúa de consultor externo del Departamento Nacional de Planeación (DNP).
Se estima que un colombiano pasa en promedio 480 horas al año metido en un bus, que si se contabilizan en términos de dinero, basándose en el valor hora del salario mínimo 2015 (2.685 pesos) sería una pérdida de 1’288.800 pesos por cada colombiano, reflejando gran ineficiencia. Además, se calcula que los “tacos” le quitan un 2 por ciento al PIB del país, pérdida estimada en 16 billones de pesos, según el DNP
El estudio sirvió de diagnóstico para la formulación del nuevo Plan Nacional de Desarrollo pero refleja la magnitud de la ineficiencia. Solo en Bogotá se pierden anualmente siete millones de horas, mientras que en el resto de las principales ciudades, como es el caso de Medellín, la pérdida es de cuatro millones de horas en promedio.
Simón Gaviria Muñoz, director del Departamento Nacional de Planeación (DNP), dice que la situación de los trancones tiende a empeorar en todas las regiones del país, pues con base en cifras del propio sector automotor, en los próximos tres años alrededor de un millón de nuevos vehículos estarán buscando espacio en las calles de las ciudades y no hay estrategias claras de ampliar la infraestructura vial.
Se tiene estimado que el millón de carros nuevos que entrarán en circulación será en un lapso de tres años y equivaldrían en fila a una línea recta entre Bogotá y Buenos Aires (Argentina), ciudades entre las que hay 4.600 kilómetros de distancia.
Solo para este año se estima que unos 320.000 nuevos vehículos saldrán a las calles. Para contrarrestar este efecto nocivo en la calidad de vida, está el uso de la bicicleta pero solo Bogotá, con 350 km y Medellín con 28 km., son las ciudades más avanzadas en la implementación de ciclorrutas.
La capital antioqueña tiene un sistema de bicicletas públicas que busca un cambio de comportamiento frente al transporte no motorizado. Es el Sistema de Bicicletas Públicas EnCicla como propuesta de movilidad sostenible que espera para este año abrir 32 nuevas estaciones en zona urbana, que se suman a las 13 estaciones ya existentes.