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Los contrabandistas y los evasores de impuestos tienen montada una empresa criminal, que les reporta ingresos de 48 billones de pesos anuales. Si el Estado colombiano los metiera en cintura, cada dos, y hasta un año, no tendría que impulsar reformas tributarias para exprimir a los contribuyentes buena paga.
La citada suma equivale al 47 por ciento de los ingresos corrientes de la Nación. Ese dinero da para hacer el metro de Bogotá, de 15 billones de pesos, y dos más en otras capitales.
Esa bolsa ilegal tiene soporte oficial. En el Plan de Desarrollo dice que la evasión del IVA es del 22,5 por ciento. Contrastado ese dato con la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian), la entidad reportó una evasión del 20,8 por ciento para 2013. A precios de ese año, son 9,8 billones de pesos. Y en valores de 2015 sube a 11,4 billones de pesos.
Otro tributo apetecido por los tramposos es el de Renta Personas Jurídicas. En 2012 la evasión era del 34,4 por ciento. En plata blanca significaba una erosión de 15,2 billones de pesos para el fisco y el recálculo para 2015 arroja 18,7 billones de pesos. Y faltan datos. La Dian advierte que no tiene estudios sobre la evasión en Renta Personas Naturales.
La tajada de los reyes del matute es enorme. La Dian afirma que en 2011 el contrabando abierto se estimó en 696 millones de dólares. Por su parte, la subfacturación de bienes -o sea la importación y declaración con menores precios para “capar” impuestos- fue de 6.450 millones de pesos. Eso suma 7.146 millones de dólares que, con la tasa de cambio actual, supera los 18 billones de pesos.
“El responsable de la evasión es el Estado. Nuestro Estatuto Tributario es complejo, extenso y con altas tarifas, que ponen a pensar a las personas que pagan el impuesto a la riqueza o al patrimonio, más el Cree (Impuesto sobre la Renta para la Equidad), para dónde se llevan sus negocios”.
Así lo afirma Rafael Isaza González, exdirector de Impuestos Nacionales, quien añade que muchas sociedades pagan hasta más del 50 por ciento de lo que se liquida en otros países; de ahí que su dilema sea: ¿irse a otros lares o usar extrañas figuras para tributar menos? Para el experto, “eso se paga caro. Un país sin ahorro e inversión, pone en riesgo la generación de empleo”.
De cara a una nueva reforma tributaria, Isaza González sugiere que se redacte un Estatuto Tributario breve, simple y claro. Y aplicar tarifas razonables, mirando las de México, Sur y Centro América.
Los ingresos del Estado no solo están perforados por el contrabando y la evasión. A ello se suma la caída de los precios del petróleo, un hecho que para Ramón Javier Mesa Callejas, decano de Ciencias Económicas de la U.deA., obliga a ser prudentes, congelando este año 6 billones de pesos en gastos. Su criterio es que el Presupuesto Nacional “está ajustado a las metas fiscales”. Inclusive, ve espacio para que el déficit del nivel central suba al 2,8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Para el senador Iván Duque Márquez es cierto que el Gobierno cumple con la regla fiscal y bajó el endeudamiento, “pero eso lo logró con un aumento del gasto público soportado en la renta petrolera y que privilegió entre los gastos sociales aquellos de corte asistencial”. Su opinión es que, más que la baja de la renta petrolera, en los problemas de financiamiento del Estado pesa más el excesivo gasto.
El hecho es que para 2015 se aprobó un presupuesto de 216 billones, pero desfinanciado en 12,5 billones. Recientemente, se congelaron gastos por 6 billones y, así las cosas, quedó en un incierto monto de 197,6 billones. Incierto, porque los evasores y contrabandistas siguen trabajando y el petróleo no levanta cabeza. Por eso lo más “fácil” es, otra vez, una reforma tributaria .