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La Universidad EIA planteó una serie de interrogantes sobre las Ofertas Públicas de Adquisición (OPA) que el Grupo Gilinski lanzó por las sociedades del llamado Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), Sura y Nutresa.
Para los académicos de la EIA el valor de las empresas antioqueñas que hacen parte de los grupos Nutresa y Sura, y de otras tantas que conforman el tejido empresarial de la región, va mucho más allá de su valor nominal en el registro en la Bolsa de Valores e, inclusive, más allá del valor que resulta en el mercado accionario.
“El valor real de las empresas, que impacta el desarrollo de Antioquia, está soportado en el modelo empresarial que se remonta a los comienzos del siglo XX y se ha fortalecido en las últimas décadas. Este modelo comporta por lo menos dos hechos distintivos: la consolidación de un gobierno corporativo efectivo y la democratización de la propiedad, vía emisión de acciones, superando en gran medida la tendencia de propiedad familiar en los negocios”, se lee en el documento.
Entre los interrogantes que se plantean están los asociados a si el Gobierno ha actuado con transparencia e independencia respecto a la toma ”hostil” de las empresas por parte del Grupo Gilinski.
Al respecto señalan: ¿Cómo se explica el favorecimiento por parte de algunas entidades gubernamentales para agilizar y facilitar los trámites y las exigencias en las autorizaciones de estas operaciones, tema comentado por un reconocido periodista recientemente?
Y agregan: ¿Por qué esas entidades no han dado las explicaciones públicas en aras de la claridad y la transparencia? ¿Por qué el Gobierno calla y da el aval para que con apenas unos días de diferencia se adelante otra oferta por un valor muy superior, dando claras señales de desprotección al accionista minoritario que supuestamente favorecía? ¿Favorece la normativa a los compradores de las acciones? ¿Por qué se le impone el silencio a la empresa que es sujeto de la toma hostil, sin darle el derecho a informar a sus accionistas minoritarios y a su defensa?
En otro tópico se indaga: ¿Por qué no ha explicado aún el grupo Gilinski los propósitos que motivan esta transacción, la estrategia para desarrollar y apalancar aun más el crecimiento de las empresas, el modelo de gobierno corporativo, la protección de los accionistas minoritarios y las posibles ventas de activos o empresas del grupo?
Además cuestionan: ¿Es correcto y justificable haber ofrecido un valor inferior al real de las acciones en la primera OPA, a sabiendas de que ya tenía preparada una segunda oferta con otro valor superior? ¿Qué explicación de ese proceder puede dar a los accionistas que vendieron y a la sociedad en general? ¿Qué confianza pueden generar estas actitudes hacia el futuro y especialmente su incidencia en el gobierno de esas empresas?
El tercer grupo de cuestionamientos está enfocado en la actuación de algunos accionistas de Sura y Nutresa que vendieron: ¿Fue acertada la decisión de los fondos de pensión de vender las acciones en las condiciones en que se dieron las OPAs? ¿Consideran los fondos solo criterios financieros de corto plazo sin considerar el largo plazo y otros factores no financieros?
También se preguntan por los motivos por los que “vendieron las acciones por un valor inferior al que representan estas compañías, motivo por el cual públicamente expresaron los principales accionistas su negativa a vender”. ¿Si primaba fundamentalmente el criterio financiero, qué explicación pueden dar a los ahorradores ahora ante los nuevos valores ofrecidos por las mismas acciones tan solo unos días después y por qué no lo han hecho aún? ¿No era previsible para los expertos una segunda opa por las mismas empresas? ¿Actuaron los fondos con real independencia unos de otros?
El rol de los medios también fue objeto de reparos por parte de la EIA: ¿Ha existido una especie de favorabilidad hacia la transacción por parte de algunos medios de comunicación y de expertos financieros? ¿Existían conflictos de interés en algunos de ellos? ¿Terminaron estas opiniones jugando un papel decisivo en la aceptación de venta de las acciones por parte de pequeños accionistas, fondos de pensión y otros decisores?
En esa línea continuaron los interrogantes: ¿Por qué se ignoró o dio mínima difusión al sentir de los pequeños accionistas, tal como lo expresaron en las asambleas respectivas? ¿Por qué se ha considerado esencialmente el factor financiero en los comentarios sobre estas transacciones, a pesar de su profundo significado e impacto en otras dimensiones del desarrollo empresarial, económico y social?
En vísperas de las segundas OPA lanzadas por Gilinski para ampliar las participaciones obtenidas en Sura y Nutresa, la EIA estima que el asunto esencial aquí y ahora es, de una parte, evitar, en lo posible, que se siga debilitando el modelo de gobernanza e institucionalidad en que esas empresas han jugado un significativo papel en beneficio general; y, de otra, la recuperación de la confianza que exige una gran dosis de claridad, transparencia, honestidad y sensatez por parte de los actores involucrados, tanto de los oferentes como de todos los accionistas incluidos y, por supuesto, los minoritarios.
“Sin desconocer que estas operaciones financieras son legales y legítimas en el marco de la normativa colombiana y en una economía de mercado, también hay que decir que la manera como se han llevado a cabo, las circunstancias y el momento en que se han dado, no solo generan incertidumbre frente a la continuidad del modelo empresarial construido durante muchas décadas en Antioquia, sino que asestan un duro golpe a la confianza que se logró construir en la alianza público-privada en la región”, agregó la EIA.