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“¿Disculpe, tiene vueltas de un billete de 100.000 pesos?”

La llegada del billete de Carlos Lleras Restrepo es demandada por la gente, según
el Emisor, pero los taxistas, restaurantes y trabajadores, no están muy animados.

  • ilustración morphart
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21 de febrero de 2015
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Hace 15 años, cuando entró en circulación el billete de 50.000 pesos, el de mayor denominación hasta entonces en la historia del país, la gente del común se hacía las mismas preguntas y expresaba los mismos temores que hoy frente al nuevo billete de 100.000 pesos, que saldrá al mercado a finales de este año o comienzos del próximo.

Que no será fácil hacer una compra menor con un billete de tanto valor, que dónde me lo cambian, que van a comenzar a falsificarlo, que ni los tenderos ni los taxistas los van a recibir, ¿y si se me pierde o me lo roban?, etc. La discusión de hace tres lustros fue la misma de 1994 cuando salió el billete de 20.000 pesos, y la misma de seis años antes, cuando había salido el de 10.000 pesos.

Pero en cualquier caso, al ciudadano de a pie nunca le ha faltado razón. De hecho, explica el presidente de Fenalco, Guillermo Botero, “hace 15 años un billete de 50.000 pesos era el 20 por ciento del salario mínimo, hoy el de 100.000 pesos representará cerca del 15 por ciento. Lo que pasa es que en Colombia somos muy dados a satanizar las cosas cuando ocurren”, afirma el dirigente gremial.

De cualquier forma, y sin que aún se tenga claro cuándo comenzará a circular el billete que tendrá ‘de portada’ la imagen del expresidente Carlos Lleras Restrepo, las opiniones siguen igual de divididas.

Para José Darío Uribe, Gerente del Banco de la República, la emisión de billetes es una atribución constitucional del Emisor con base en la demanda del mercado y el sistema bancario. “Más del 32 por ciento del total de billetes demandados por las entidades bancarias y por los colombianos son de 50.000 pesos, lo que quiere decir que ya es hora de que imprimamos billetes con una denominación más alta”, afirma.

Pero Asobancaria, gremio que agrupa a los bancos, no está de acuerdo, entre otras razones, porque un billete de tan grande “termina fomentando el uso del efectivo para transacciones de muy alto valor y promueve la informalidad”.

Su sueldo: cinco billetes

El secretario general de Confederación General de Trabajadores, Julio Roberto Gómez, considera que la puesta en circulación del billete de 100.000 pesos es una “medida innecesaria”. El dirigente gremial dice que la nomenclatura de los billetes de hoy es suficiente. “Si con los billetes actuales hay dificultad para dar vueltas, imagínese con uno de 100.000 pesos. A no ser que el Gobierno esté previendo una hiperinflación, que no creo, o que vaya a duplicarles el sueldo a los trabajadores que ganan el mínimo, que tampoco creo”, sostiene.

Lo más triste para Gómez Esguerra es el impacto emocional que esta medida tendrá en el trabajador: “imagínese la cara de un obrero en una fábrica, después de un mes de trabajo pesado lo llaman a cobrar su sueldo. De un fajo de billetes sacan cinco billeticos de 100.000 pesos. Es absurdo y hasta insultante”, sostiene.

‘Cómo le digo, cómo le digo’

El ‘zar de los taxis’ en Bogotá, Uldarico Peña, gerente de Taxis Libres, empresa que tiene afiliados cerca de 30.000 ‘amarillos’, habla a nombre de sus afiliados.

“Eso es delicado. Un taxista a las 6:00 de la mañana de dónde saca para dar vueltas de una carrera de 8.000 pesos, si es que cuando sale a trabajar la base que lleva son moneditas. Más bien nuestra recomendación es para el usuario: que lleve sueltico lo de la carrera, como le toca hacer cuando coge buseta”, dice.

El efecto en restaurantes

Uno de los sectores que dice sentirá con más rigor la entrada del billete de 100.000 pesos es el de restaurantes populares o ‘corrientazos’.

Liliana Montaño, gerente de Restaurant Rescue, una firma especializada en generar estrategias de mercadeo para restaurantes pequeños y medianos así lo explica.

“En los restaurantes de barrio nos toca tener una base de 200.000 pesos para dar vueltas cuando nos pagan con billetes de 50.000, y un almuerzo vale menos de 10.000 pesos. Cuando se acaba nos toca pagar para que nos cambien por suelto: por 200.000 pesos hay que pagar entre 5.000 y 10.000 pesos. Ahora nos tocaría tener una caja de por lo menos un millón o millón y medio de pesos, porque después de que el cliente almuerza hay que darle vueltas como sea. Diga usted, ¿en dónde quedan las ganancias?.

32%
de la demanda de billetes por la gente y los bancos es por el de $50.000, según el Emisor.

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