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Una sociedad que vira hacia una nueva economía

Citis 2016 reunió en el Recinto Quirama a los inquietos que quieren cambiar su entorno desde la colaboración.

  • La transformación de la economía hacia la colaboración entre la gente se basa en la tecnología. Esta idea debe ser clara para las empresas tradicionales porque sino se adaptan, desaparecen. Ilustración Morphart
    La transformación de la economía hacia la colaboración entre la gente se basa en la tecnología. Esta idea debe ser clara para las empresas tradicionales porque sino se adaptan, desaparecen. Ilustración Morphart
02 de octubre de 2016
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No hay que ir muy lejos para ver cómo un grupo de usuarios es capaz de atenderse entre sí para resolver necesidades básicas, sin tener que depender de un tercero. Eso ya se ve en Colombia.

No solo lo hacen plataformas tecnológicas como Uber o Airbnb, que resuelven temas de transporte o de alojamiento. El asunto va más allá, son comunidades enteras las que se pueden beneficiar del modelo económico colaborativo y la solución proviene de ellos mismos.

Esta fue una de las premisas que dejó el Citis 2016: territorios inteligentes y sostenibles, evento que organizó el Clúster Tecnología, Información y Comunicación (TIC), el Clúster Construcción, la Alcaldía de Medellín y la Cámara de Comercio de Medellín en el Recinto Quirama, Oriente antioqueño, entre jueves y viernes pasados.

Entender que la dinámica económica se ha transformado no ha sido fácil, que las empresas deben entender estos retos para no desaparecer del mercado.

“Los usuarios tienen sistemas de información que les ayuda a entender lo que está pasando en su entorno, generan desarrollos, ofrecen servicios a menor costo y eso es economía colaborativa. Ya lo vemos en el sector energético también”, indicó Ramón León Candela, líder de gestión inteligente en ISA.

Por eso surgen temas como el de la regulación, para que esas comunidades que generan energía con paneles solares puedan comercializarla entre ellos a menores costos, creando su propia plataforma de transacción y usando sistemas de información sin necesidad de saber mucho de energía. Desplazando del mercado a las empresas tradicionales que no se adapten.

“La gran empresa también debe aprovechar este conocimiento si quiere estar vigente y transformarse, de modo que continúe en el mercado ofreciendo servicios con valor agregado”, añadió Candela.

El común denominador de todo este esquema es la tecnología, porque con ella es que se puede hablar de democratizar, de ofrecer menores costos y traer mayor eficiencia.

“Se espera que los mismos gobernantes adquieran consciencia de esto, con el fin de entenderlo y regularlo. Eso de resolver algo y ponerlo a disposición de otros para obtener un ingreso, no se puede impedir”, añadió por su parte el director del Clúster de la Construcción, Carlos Mario Bernal.

Otros elementos que trae este fenómeno económico es el uso eficiente de recursos, el aumento de información y hasta mayor experiencia al cliente.

“Parte del objetivo de este evento es decirle a la gente que apropiar tecnología le genera negocios con y para la gente. La oferta de servicio cambió y ahí es donde las empresas deben estar atentas”, dijo por su parte Rubén Darío Cadavid M., director del Clúster TIC.

Más retos sociales

Al evento asistieron 11 conferencistas nacionales e internacionales. Por ejemplo, la argentina Mara Balestrini, con doctorado en ciencias de la computación, indicó a EL COLOMBIANO que su trabajo es una combinación entre la tecnología y la psicología cognitiva (porqué el ser humano actúa como tal).

“Viene una segunda ola de la economía colaborativa, podemos decir que se dará desde los datos. Cómo combinarlos es la manera de generar valor”, resaltó la experta.

Este modelo involucra más a los ciudadanos, con ejemplos como el de la ciudad de Bristol en Inglaterra. Balestrini implementó allí una metodología para involucrar a la gente y resolver problemas urbanos.

Los ciudadanos trabajaron en crear sus propios sensores para detectar problemas de humedad en las casas, dificultad común.

“Hay dos aspectos que vinculan este proyecto con la economía de la colaboración. La ciudadanía se dio cuenta que puede generar datos, juntarlos con otros y así generar una economía de datos, negociando esa información”, aclaró Balestrini.

Otro desafío que enfrentaron fue la manera de conseguir estos datos, quién podía guardarlos, cómo podían utilizarlos y monetizarlos.

“Se creó una cooperativa de ciudadanos para manejar esa información. No es una entidad pública ni privada. Genera acuerdos entre los ciudadanos para la explotación de estos datos. Genera bienestar en la sociedad y no se queda con la información”, resaltó la científica.

Así se utilizan mejor los recursos que ya se tienen para dar soluciones a los problemas de la ciudad.

De otro lado, Elpidio del Campo, conferencista español habló de las visualizaciones urbanas como herramienta de empoderamiento ciudadano y de transformación social.

“Saber poner la información en contexto facilita la toma de decisiones de las comunidades. Nos hablan de la emisión de CO2, que cada persona contamina un número determinado de toneladas al año pero no entendemos su significado. La información debe ser útil para el ciudadano”, destacó del Campo, quien utiliza herramientas digitales de comunicación para intervenir las calles o espacios abiertos para educar a la gente en el tema ambiental, por ejemplo.

250
asistentes estuvieron en el Citis 2016: territorios inteligentes y sostenibles.
US$62
mil millones es el valor estimado de mercado
de Uber.

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