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Como antesala del inicio de la conferencia económica más importante que se desarrollará en Davos, Suiza, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó un adelanto de su Word Economic Outlook.
En América Latina y el Caribe, las perspectivas tienen tendencia positiva, si se tiene en cuenta que para 2018 se prevé un incremento de 1,1 %; para este año de 2,2 % y el próximo 2,5 %. Lo que muestra una baja desde el último informe publicado en octubre de 2018 (ver gráfico), pero un comportamiento ascendente.
Las disminuciones, explicó el documento, se dan por cuenta de una reducción en México “de la inversión privada”, así como “una contracción aun más severa de lo previsto en Venezuela”, y una caída, que continúa, en Argentina, de la que se espera vuelva a terreno positivo en 2020-. Sobre Colombia no hubo anuncios específicos, el informe más completo de la región se conocerá el viernes 25 de enero—.
Brasil es reconocido como el país que “neutraliza” los bajos pronósticos debido a la recuperación gradual que va teniendo su economía desde un oscuro periodo de recesión vivido entre 2015 y 2016.
Sobre este tema, Luis Fernando Ramírez, vicerrector de investigaciones de la Universidad de la Salle, reseñó el mal momento que viven las economías más grandes de la región y que llevan al lastre estos resultados para América Latina (Brasil, México y Argentina).
De México, Ramírez reseña de los riesgos provenientes de su relación con Estados Unidos, y de Argentina “sus tensiones políticas, la falta de estabilización de su tipo de cambio, así como las presiones inflacionarias” (ver Radiografía).
La economía mundial crecerá a un ritmo de 3,5 % este año y en 2020, lo hará a 3,6 %; mientras se prevé que el año pasado el mundo solo se habría expandido 3,7 %.
Según explicó la directora del FMI, Christine Lagarde, estas perspectivas se dan por cuenta de las tensiones que aún permanecen en la economía global, haciendo referencia a los aranceles adicionales impuestos por China y Estados Unidos. Además aseguró que estas previsiones podrían verse afectadas por la salida de Reino Unido de la Unión Europea, sin un acuerdo, así como un menor crecimiento económico de China.
Lagarde descartó estar “a la vuelta de la esquina de una recesión”, pero sí alertó sobre los riesgos globales que están latentes y el mensaje, dijo, está claro para los hacedores de política: “Poner dirección a la permanente vulnerabilidad y estar listos si la verdadera realentización se materializa”.
Para enfrentar la situación de riesgo Lagarde recordó que hay tres claves: la resiliencia, la inclusión y la cooperación. La primera hace referencia a que los países deben reducir sus deudas públicas para enfrentar la desaceleración así como reforzar una política monetaria independiente.
La inclusión es clave para ayudar a los trabajadores que serán desplazados por la automatización, así como crear nuevas y mejores oportunidades para las mujeres y los jóvenes.
Y en la colaboración: “Debemos mirar cómo enfrentamos los problemas que compartimos: el sistema de comercio, luchar contra la corrupción y la evasión fiscal, y el riesgo del cambio climático”, concluyó Lagarde .