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Si bien los balances contables de las empresas siguen siendo importantes para la toma de decisiones de inversión, ahora son los consumidores e inversionistas los que van más allá exigiendo resultados de sostenibilidad empresarial.
Estamos hablando de ir más lejos de las simples ventas, de pensar más en la gente, en la transparencia de explicar cómo logran esas ventas, de si afectan o no al medio ambiente, de si tienen una retribución a la comunidad de impacto o si tienen códigos de buen gobierno. “En los últimos 10 años, la filantropía viene evolucionando hacia la inversión de impacto, tendencia que está ayudando a revolucionar la inversión social. Hay una convergencia del sector social y del sector privado hacia una inversión social rentable (Impact investing)”, destaca Alberto Riaño, director ejecutivo de del Fondo Inversor.
Por su parte, Andrea Pradilla directora para Colombia del Global Reporting Initiative, GRI, explicó que con los indicadores de sostenibilidad se busca ayudar a los consumidores a tomar decisiones correctas. “Somos una organización holandesa que tiene operación en Colombia para monitorear la sostenibilidad corporativa en las diferentes organizaciones del país”.
Explicó que hay que manejar a la par de la información financiera todo el tema de riesgos y gestiones responsables, porque “el modelo de negocio no se explica con el Ebitda, sería como manejar solo con un espejo retrovisor, necesitamos el otro, el de la estrategia sostenible de la empresa” .
Compromiso en equipo
Pero la oferta de instituciones que ayuden a las empresas a canalizar su labor responsable van en aumento, esto con la idea de que tengan mayor transparencia en los procesos y logren una especie de certificación en sostenibilidad.
Santiago Madriñán, director Capital Financiero del Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Social Sostenible, Cecodes, destacó que tienen 40 empresas asociadas provenientes de sectores como: minería, energía, forestal, agro-industria, manufactura, construcción y financiera.
“Independiente del sector económico al que pertenezcan, todas propenden por tener un crecimiento económico positivo, con balance ecológico y progreso social. Empresas como Ecopetrol, EPM, ISA, Isagen, Cerrejón, Cerromatoso, Argos, Cemex, Nutresa, Uniliver, Davivienda y Bancolombia, entre otras, están convencidas de que el desarrollo sostenible es una opción para lograr una mayor rentabilidad, mejorar la calidad de vida de las personas y utilizar racionalmente los recursos naturales”.
Cecodes es el capítulo colombiano del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, Wbcsd (por sus siglas en inglés), que reúne a 200 compañías líderes en el mundo, unidas por el compromiso con el desarrollo sostenible a través de sus tres pilares: sus afiliados provienen de más de 35 países y de sectores industriales.
La estrategia en Colombia es que las empresas desarrollen y pongan en marcha prácticas que les permita mejorar continuamente y logren un equilibrio entre sus objetivos económicos, sociales y ambientales, en armonía con el desarrollo sostenible de la sociedad colombiana.
Madriñán aclaró que Cecodes no es una entidad privada sino empresarial, es transversal a todos los sectores económicos, pero reconoció que los temas ambientales no son nada fáciles de manejar por la controversia que generan. De un lado están los ambientalistas con posiciones radicales y del otro está la industria pesada que en muchos casos no hace adecuados manejos de los procesos.
“El fracking para el sector petrolero es ejemplo de ello, método de extracción que debe hacerse de manera profesional y responsable. Para nosotros hay más garantías de seguridad en su uso si Ecopetrol lo ejecuta, dado que esta empresa está en Cecodes y por ende conocemos la metodología sostenible de la empresa. Pero sí daría más susto si lo hace otra petrolera porque no se conoce el detalle de su implementación. Definitivamente, los temas ambientales hay que mirarlos es en el largo plazo por su impacto”, agregó Madriñán.
Información con credibilidad
Se trata de reflejar a la luz pública procesos limpios y claros por parte de las empresas, pero no como cortinas de humo para ocultar malas prácticas, sino que evidencien realmente su cotidianidad, generando un valor adicional a sus balances operativos.
Hay ejemplos de mineras que se presentan como multinacionales pero solamente tienen operación en dos países, eso es algo distinto. Situaciones así pueden generar suspicacias por el manejo de la información sostenible de la empresa. También hay casos como el del Páramo de Santurbán, donde no se ven procesos claros, “sería interesante para la opinión pública y la sociedad en general, saber quiénes son los socios de cada una de las empresas que están detrás de los títulos mineros en Colombia”, agregó Madriñán. Al no haber suficiente información, se presta para ser foco de corrupción y una mayor presencia de la minería criminal.
Estos expertos en sostenibilidad coinciden en que valdría la pena hacer un análisis de toda la cadena de abastecimiento en el sector minero de Colombia, así lo indicaron ellos como invitados al “Seminario de Sostenibilidad e Inversión Responsable” realizado recientemente por la Bolsa de Valores de Colombia en Riohacha, Guajira.
La propuesta, dicen, es involucrar a las empresas que venden retroescavadoras para que también se comprometan a combatir la minería ilegal, por ejemplo, dado que podrían ubicarlas en cualquier lugar simplemente con un chip. Cuando las incauta, el Gobierno destruye las máquinas pero debería exigirle a las empresas que sepan a quién o quiénes se las venden.
Ahí es cuando la directora del Global Reporting Initiative, GRI, dice que el insumo principal en el tema sostenible es la calidad de la información que proviene de las empresas. “El tema más serio de la sostenibilidad es la credibilidad”.
Responsabilidad o filantropía
Tras los escándalos de grandes marcas deportivas que maquilan en China e India, buscando aumentar su capacidad de producción pero a costa de ofrecer condiciones laborales que van en detrimento de la dignidad del trabajador, los consumidores inteligentes muy seguramente no vuelvan a comprar esos tenis por estar precedidos de malas práctica productivas.
En este caso se habla de incoherencia, porque las empresas deben tener en cada proceso mejores prácticas, y no tratando de tapar tratos inhumanos del personal laboral con campañas publicitarias. “La meta corporativa es invertir la plata que se ganan y no la que les sobra”, enfatizó Pradilla.
Pero resulta que esta dinámica no se presenta solo de cara a los consumidores, son los inversionistas los que también necesitan esa información precisa para tomar las decisiones adecuadas desde el punto de vista sostenible.
Precisamente, Alejandro Navarro, asesor de inversión en la firma Sustainalytics, explicó que suministran información de valor para la toma de decisiones de inversión. “Seleccionamos las 20 empresas más sostenibles de Colombia, a través de su historia de inversión responsable y sostenible”, además de su adhesión al Pacto Global. A nivel mundial existen 145 empresas dignatarias que suman unos activos por valor de 200.000 millones de dólares.
Destacó también que esta tendencia ha hecho que inversionistas puedan organizar su portafolio de inversión a partir de la seguridad alimentaria, del compromiso de las empresas con la educación y todo su impacto social. “Así es que invierten y no en otras empresas, por lo que necesitan información confiable”.
Es así que los reportes conocidos de Responsabilidad Social Empresarial de las compañías no pueden quedarse en la simple beneficencia, tienen que ir más allá para que las empresas de hoy sean más coherentes con el medio ambiente y la sociedad pero con menos publicidad de esos actos sociales.