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Negociación del salario mínimo, un ritual sin acuerdos

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25 de diciembre de 2016
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La negociación del salario mínimo en Colombia se ha convertido en un ritual donde empresarios y trabajadores se sientan a discutir en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, que al final termina definiendo el Gobierno Nacional a través de decreto, posicionándose como un árbitro en medio de las discusiones.

Un claro ejemplo de ello es lo que ha pasado en los últimos días con la negociación del incremento salarial para 2017, donde las partes han asistido a seis sesiones de concertación, sin que a menos de una semana de terminar el año se haya logrado poner punto final a la discusión, y lo más seguro es que nuevamente el gobierno lo imponga el próximo 30 de diciembre.

Los empresarios y los trabajadores ya pusieron las cartas sobre la mesa. En primera instancia los empleadores plantaron un incremento del 6,5 %, que estaría por el orden de los 44.814 pesos, pero en la última reunión, el pasado jueves 22 de diciembre, subieron al 6,7 %, que representaría algo más de 46.000 pesos para el nuevo incremento.

Los trabajadores, por su parte, se han mantenido desde el principio en la propuesta del 14 %, que incrementaría el salario que reciben cerca de dos millones de personas en Colombia de 689.455 a 817.977 pesos, una cifra bastante ostentosa, según algunos analistas, por las condiciones actuales de la economía nacional.

El plazo máximo que tenía la comisión para concertar este incremento era el pasado 15 de diciembre, pero el Gobierno Nacional, en cabeza de la ministra de Trabajo, Clara López, decidió extender las negociaciones, con el fin de que este año se lograra un consenso entre las partes, pero hasta ahora no ha dado resultado y la última reunión se realizará entre el 28 y 29 del mismo mes.

Esto ha generado que los colombianos se cuestionen sobre el papel que está cumpliendo la Comisión Permanente de Concertación Laboral de Políticas Salariales y Laborales, teniendo en cuenta que en los últimos 15 años tan solo se ha logrado conciliar el incremento del salario solo cuatro veces.

Según cifras del Banco de la República, esto se logró en los años 2000 para 2001, cuando se incremento en 9,96 %; 2003 para 2004, cuando fue del 7,83 %; 2005 para 2016, con el 6,95 %; y finalmente en el 2013, cuando se anunció un alza de 4,5 % para la vigencia 2014.

El presidente de la Confederación General de Trabajadores, Julio Roberto Gómez, reconoció que son menos las veces en las que se han puesto de acuerdo, debido a diferentes factores de la economía nacional, que han llevado a que el gobierno opte por el camino más fácil, que es decretar el salario mínimo en un punto medio de la negociación.

Negociación del salario mínimo, un ritual sin acuerdos

¿Cuál es el papel de la comisión?

La Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales es un organismo creado por el artículo 56 de la Constitución Política, y reglamentado por las leyes 278 de 1996 y 990 de 2005, que tiene como objetivo fomentar las buenas relaciones laborales, contribuir a la solución de los conflictos colectivos y concertar las políticas salariales y laborales del país.

Esta figura viene siendo criticada por los mismos empresarios y trabajadores, quienes son los que la integran, porque consideran que no se están cumpliendo sus funciones y solamente se hace notoria a final de año, cuando llega el momento de definir los que será el incremento del salario mínimo, tan solo una de las tantas que debería cumplir.

El presidente de la CGT aseguró que esta se ha convertido “en un ritual que está demasiado libreteado”, donde cada una de las partes llega con una propuesta a la mesa y el gobierno solamente juega un papel de “árbitro entre trabajadores y empresarios”, por lo que considera que se debe evaluar tanto el papel del ejecutivo como el papel de la comisión.

“Yo no descalificó el papel del gobierno en el mesa de negociación, pero si creo que llegó el momento de hacer una evaluación sobre qué estamos haciendo en la comisión de concertación, ya que puede jugar un papel mucho más determinante que el que está cumpliendo actualmente, que es reunirse en el mes de noviembre o diciembre para ese ritual del salario mínimo”, manifestó Julio Roberto Gómez.

Gómez reiteró que a la comisión le corresponde, por mandato constitucional, fijar el nuevo monto del salario legal de los colombianos, pero que “lamentablemente nos reunimos, votamos corriente, pero posteriormente el Gobierno es el que finalmente define ese incremento, entonces hay un desgaste que vale la pena que lo evaluemos y reevaluemos”.

El presidente de Asopartes, Tulio Zuloaga, manifestó que año tras año han visto desde el sector empresarial que normalmente nunca hay una concertación, porque los datos que se miran para el incremento no son suficientes y hace falta completar con muchos más temas que se manejan a nivel empresarial, como los presupuestos, los resultados, la situación del negocio, entre otros.

“Para llegar a tener una buena concertación hay que mirar muchas variables y creemos que actualmente no se están mirando. El rol debe ser mucho más profundo, mucho más concreto de lo que se está haciendo desde hace varios años hasta hoy día”, recalcó el empresario, al ser consultado por Colprensa.

Tanto Zuloaga como Gómez coincidieron en que los tiempos para la negociación del salario mínimo son muy cortos, pues por lo general solo se cuenta con menos de un mes para analizar las variables económicas como productividad, inflación, entre otras, y eso también causa que las partes no logren llegar a consensos para fijar el mínimo.

El presidente de la CGT señaló que el salario debería empezar a concertar, por lo menos, desde el mes de julio, “antes de la ley de presupuesto, antes que las empresas fijen sus presupuestos para el próximo año, porque esta discusión sería mucho más interesante con anterioridad”

Para el presidente de Asoparte, “la verdad se necesita mucho más tiempo para hacer una análisis mucho más profundo, ya nos acostumbramos a que terminando el año se sientan a negociar y por eso el Gobierno Nacional desde hace muchos años ha fijado el salario mínimo de los colombianos”.

Ricardo Bonilla, miembro del Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad Nacional, fue más allá y se centró específicamente en el papel que juega el Gobierno Nacional en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, asegurando que “simplemente es un agente componedor”.

“La mesa tiene un defecto y es que es tripartita, pero las decisiones son bipartitas, es decir que están los empleadores, trabajadores y gobierno, pero solamente como un árbitro, no tiene nada que hacer ahí, no toma decisiones ni tiene capacidad para sugerir, ni injerencia de nada, porque no hay implicaciones para el gobierno, aunque es un ejercicio democrático que hay que hacer”, señaló el economista.

Zuloaga también manifestó que el papel del gobierno debe ser “mucho más profundo y mucho más decisivo”, no solo cumplir como intermediario. “Están jugando a estar ahí para tranquilizar los ánimos y sirviendo de árbitro, mientras no tomen ese rol decisivo seguiremos en las mismas condiciones, sin tiempo y sin estudiar todas las variables”, señaló el empresario.

Negociación del salario mínimo, un ritual sin acuerdos

Las propuestas

Los tres expertos consultados por Colprensa coincidieron en que el escenario de concertación es adecuado, pero que se deben hacer cambios de fondo en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, porque “el ritual” en el que se encuentra actualmente ha perdido mucha vigencia en el contexto nacional.

Para Julio Roberto Gómez es importante que la Comisión tenga más actividad en el transcurso del año con políticas de empleo, que tenga sugerencias en materia de pensiones, el tema agrario. “Vale la pena que si se modifiquen y se rompan paradigmas realmente de trabajar, para que la comisión vaya mucho más allá de la fijación del salario mínimo”.

Gómez se mostró en desacuerdo de cambiar la política actual, “porque fijarlo por ley, por ejemplo que se incrementara un punto por encima de la inflación, puede conducir a desviaciones en materia de estadísticas y le restaría importancia al papel que tenemos que jugar los actores sociales, me refiero al sector empresarial y trabajador”.

Según Zuloaga, se debe hacer un cambio “profundo”, donde se busquen expertos que manejen el tema macroeconómico y que estén dedicados durante todo el año a hacer los análisis correspondientes. “Se necesita tiempo y gente que le gaste un estudio profundo al tema del salario para el beneficio de los trabajadores como de los empresarios”, dijo.

Entre tanto, Bonilla resaltó la importancia de darle un papel protagónico al Gobierno Nacional en la mesa, que sería incluyendo la discusión del salario del sector público en la negociación de fin de año. “Hay que darle más dientes, más instrumentos técnicos y definir claramente el papel del gobierno. Debería incorporarse en esa decisión el salario público y ahí entraría a ser un actor principal”, dijo.

Además, estuvo de acuerdo con lo propuesto por Tulio Zuloaga, de encargar un grupo de expertos “que se encarguen de construir los indicadores y que sean parte activa, ya que la metodología es la misma que existe en otras partes del mundo, solo habría que hacer mayor énfasis en indicadores de productividad y de acercar a las partes”.

Finalmente, Gómez resaltó que “las cosas en un momento dado sirvieron para una coyuntura determinada, pero estamos en una condición distinta”, por lo que hay que revisar el papel de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales.

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