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Por Daniel Rojas Arboleda
Al invertir, la decisión entre acciones, bonos o fondos de inversión depende de las necesidades personales. La intuición, aunque importante, debe nacer de una mezcla entre la rentabilidad deseada, el riesgo que se está dispuesto a asumir, el plazo necesario para liquidar la inversión y, según la figura elegida, información completa y confiable.
Según explica Alejandro Vera Sandoval, vicepresidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, es necesario definir su nivel de tolerancia al riesgo antes de tomar la decisión de invertir.
“Si se quiere mayor rentabilidad, sin importar el riesgo, entonces se puede elegir una opción altamente volátil. Pero hay gente más cautelosa, que se cuida del riesgo y prefiere baja rentabilidad sin perder el capital, entonces se van por una opción más cercana a la liquidez”, explica el directivo.
En ese sentido, y en palabras de José Valentín Antonio Restrepo Laverde, docente de la Universidad Pontificia Bolivariana, ciertos instrumentos financieros permiten invertir sin necesidad de un gran capital: las carteras colectivas.
“Cuando crece el capital cuyo destino es el de inversión, los instrumentos se van volviendo más atractivos. Por ejemplo, hay carteras colectivas especializadas, como la de inversiones alternativas, que piden inversiones más altas, siendo las más baratas aquellas que fluctúan entre los $10 millones y los $20 millones, con mejores rendimientos”, indica el docente.
Entre las ventajas de las carteras colectivas se cuentan que requieren de poco conocimiento del mercado y permiten a inversionistas novatos o con poco dinero acceder a los mercados de capitales. En el caso de acciones y bonos, los montos de inversión son más altos. Entre otras cosas, se debe tener en cuenta que una acción tiene una rentabilidad variable y depende no solo de la oferta y la demanda sino también de su facilidad para ser transada, las ganancias que arroje y el estado de la economía internacional.
Diego Agudelo, coordinador del Grupo de Investigación en Finanzas y Banca de Eafit, considera que comprar acciones y bonos directamente tiene una serie de complicaciones. Para empezar, tienen montos mínimos de transacción, y resulta muy poco práctico comprar menos de $10 millones en acciones.
Ir sobre seguro
Muchos inversionistas consideran los bonos como una inversión más confiable que las acciones, pues en estos se puede tener una idea general sobre cuándo se van a recibir los dividendos y cuál será el monto de los mismos.
Así lo considera Lina Marcela Cortés, coordinadora del Semillero de Investigación Bufete Financiero, de Eafit, quien advierte que “se deben tener en cuenta variables como las tasas de interés y la inflación, cuyas dinámicas pueden jugar en contra de la rentabilidad para el inversionista”.
Para Vera Sandoval, las inversiones menos riesgosas para empezar son los Certificado de Depósito a Término —CDT— o los Fondos de Inversión Colectiva, FICs, una serie de portafolios construidos para determinados perfiles de riesgo.
“Estos portafolios están concentrados en mantener inversiones de alta liquidez, es decir, dan bajo retorno pero son muy poco volátiles. Otro elemento a tener en cuenta es que los costos del mercado de capitales son altos y, por ese motivo, muchas personas tienen restricciones para entrar. Eso explica que una de las formas para empezar sea a través de los FICs, fondos con acciones, bonos, CDTs y TES, que permiten crear un perfil mucho más equilibrado”, considera el vicepresidente de Anif.