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Solucionar la fragmentación del mundo y lograr un mayor crecimiento económico de la mano de la tecnología, son algunas de las pretensiones del Foro Económico Mundial (FEM), en el encuentro anual que se desarrollará la próxima semana en Davos, Suiza.
El mundo atraviesa “profundas divisiones dentro de las sociedades y el alcance de los desafíos a los que se enfrenta hace indispensable, más que nunca, una acción concertada, colaborativa e integrada”, dijo Klaus Schwab, presidente del FEM.
La invitación a este Foro profundiza en cómo resolver una paradoja en la que “globalmente se avanza en tecnología, y en la última década asiste a la recesión más larga de todos los tiempos”, afirmó Ramón Javier Mesa, decano de Economía de la Universidad de Antioquia.
El problema a resolver es “cómo hacer más inclusivos los avances de la tecnología en la economía”, explicó Mesa, quien además considera que retomar las tasas de crecimiento implica “un vuelco en la productividad, que es lo que hoy el mundo no está viendo crecer, al ritmo que lo hace la innovación”.
Y es que la baja productividad repercute en un “nivel de vida más bajo y menos dinero para invertir”, dijo Borge Brende, presidente de esta reunión y quien es el ministro de relaciones exteriores de Noruega.
Es por eso que se quiere hacer un llamado para que a través de la colaboración se puedan transformar los sistemas de fabricación en la Cuarta Revolución Industrial (manera en cómo se organizan digitalmente los sistemas de producción, a través de la automatización de procesos) y así superar la crisis de la productividad.
Inclusive, en la agenda del FEM se pone sobre la mesa la posibilidad de cambiar la manera como se mide el crecimiento económico, que en nuestros días aún se realiza con el Producto Interno Bruto (PIB).
En la era de la Cuarta Revolución Industrial, el cambio climático y la creciente desigualdad de ingresos, se pone en duda su veracidad como medida del logro económico nacional. Además, se destacó que la iniciativa sobre el futuro del progreso económico debe redefinir las nociones y la medición del crecimiento en torno a la inclusión y la sostenibilidad.
En un escenario que ha cambiado y el FEM pretende dialogar también sobre la política, la gobernanza y las preocupaciones de los líderes sociales que han empezado a erosionar la relación entre los estados y los ciudadanos a través de la militancia en redes sociales.
La educación, enfocada en las competencias para las nuevas necesidades del mercado, y el arte también tendrán cabida.
El comercio es otro asunto importante que se espera tratar, en momentos en los que se habla de la renegociación de acuerdos comerciales específicamente del presidente estadounidense Donald Trump, y en materia de cambio climático y sostenibilidad se ahondará en la economía circular para el desarrollo sostenible (ver módulos).
Finalmente, Schwab señaló que lo que se quiere es lograr un mensaje para todas las naciones desde tres acercamientos: colaborativo, integrado y constructivo.
La idea, según señaló el presidente, es reconocer que solucionar los problemas globales no se debe hacer en solitario y que hoy: “vivimos en un punto de inflexión con muchas oportunidades, pero también de confrontación ante un posible colapso de nuestros sistemas globales, pero el cambio no solo está llegando, está en nuestras manos mantenerlo vigente”, concluyó.
Entre el 23 y el 26 de enero, en Davos, Suiza, se reunirán al menos 3.000 asistentes, 70 jefes de Estado o de gobierno y 38 responsables de grandes organizaciones internacionales, para discutir el futuro, con más de las 400 sesiones que se desarrollarán.
En este escenario, se plantean “los intereses geopolíticos de quienes asisten”, explicó Óscar Eduardo Medina, docente de la universidad Eafit. Su apreciación no es menor, al tener en el continente americano un líder como Donald Trump, en Estados Unidos, quien desafía el orden mundial, existen territorios conmocionados y conflictivos como Israel y Palestina, las dos Coreas (del Norte y del Sur), lo que está sucediendo en Siria y la crisis de democracia de Venezuela.
Pese a que las situaciones suenen lejanas, lo cierto es que las tensiones políticas repercuten la economía de las naciones, desde los precios de los commodities hasta las modificaciones en el consumo global. “Los cambios políticos pueden tener un impacto en el crecimiento dado que esto limita las expectativas, frena la confianza en la economía y genera incertidumbre”, afirmó Mesa.
Aún así, son escenarios que presentan guías para las discusiones globales, pero “no son propuestas vinculantes. Mucho depende del deseo político de llevarlas a implementar”, aclaró Medina.
La crisis en Venezuela será debatida en Davos, y así como el escenario electoral en América Latina.
Aunque los analistas no coinciden en su percepción sobre la contribución de la región en un evento como este, según comentó Mesa, la situación de Colombia y el Acuerdo de paz podría ser protagonista en la agenda.
“Colombia no tiene tanta relevancia en Davos (...) pero esto no quiere decir que los países latinoamericanos sean ignorados. La enorme periferia productora de materias primas es vital para encontrar una forma de crecimiento y redistribución global. No se puede dar un mundo que le dé la espalda a ella”, concluyó Mauricio Jaramillo Jassir, internacionalista de la Universidad del Rosario.