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Si Caterine Ibargüen ha tenido el aguante para ser campeona en salto triple, Celsia va camino de subirse al podio de la generación eléctrica en Colombia en una carrera 110 metros vallas que comenzó hace nueve años con Juan Guillermo Londoño Posada a la cabeza.
Mientras Ibargüen antes de cada competencia escucha un vallenato para inspirarse, Londoño lo hace con cinco frases para que la filial de energía del Grupo Argos no pierda impulso para crecer y supere los obstáculos en forma de atentados de la guerrilla, veranos intensos, sobrecostos de seguridad, cambios de reglas de juego, suministro de gas, impuestos, trámites de licencias ambientales y otras “vallas” más.
De Coltabaco, donde nació el portafolio de inversiones (Colinversiones) que se transformó en Celsia, acogió que “para progresar es necesario servir”; al empresario Jorge Mejía Olano le aprendió que “los triunfos están en las empresas, pero la felicidad está en el amar, en servir y la familia”; al primer director del Hospital Pablo Tobón Uribe, Iván Darío Vélez, le debe que “prefiero trabajar con señores que con doctores”. Y Londoño sumó dos de su cosecha: “si lo público no funciona bien, lo privado no tiene futuro” y “la administración no es una ciencia, y menos exacta, es ante todo un arte profundamente humanista”.
Con esas frases gravitantes de antesala, Londoño Posada se sentó a conversar con EL COLOMBIANO. Habló sobre planes, proyectos, inversiones, y también de los ahorros que traería un país sin conflicto armado y el golpe de caja de la última reforma tributaria.
Además, dio puntadas de su retiro de una vida laboral de 43 años, el próximo 31 de mayo, de su salida de una compañía que recibió con dos ejecutivos, 18 empleados y cinco escoltas y dejará como una multilatina de 4.400 vinculados directos e indirectos.
Y la deja en su mejor momento: un patrimonio de 3,48 billones de pesos; produciendo la décima parte de la energía que consume el país; 23 centrales con capacidad instalada de 2.312 megavatios de generación térmica, hidráulica y eólica; ingresos anuales de 2,6 billones de pesos; y la empresa del país donde más participación tienen los fondos privados de pensiones (34 por ciento) con los aportes de 12,5 millones de colombianos.
Incorporados los activos comprados en Centroamérica, sumando un 30% a la capacidad de generación, ¿cuánto aportarán al crecimiento de Celsia en 2015?
“El 21 por ciento de los ingresos y es una presencia relevante en Panamá y Costa Rica, con una mezcla interesante en generación con distintas fuentes”.
¿Cómo es el plan de negocios de Celsia para 2015?
“Tenemos previsto inversiones por 250 millones de dólares para el crecimiento orgánico en los negocios de generación, distribución y energías renovables no convencionales. Y tenemos del orden de 700 millones de dólares para adquisiciones de activos o desarrollo de proyectos”.
¿Y en dónde tienen el radar puesto?
“El foco está puesto en la cuenca del Pacífico, en países como Chile y Perú. Si bien no es una condición necesaria, sí es deseable en el futuro poder buscar que sean, eventualmente, interconectables”.
¿Qué tipo de activos están buscando?
“En el exterior, prioritariamente negocios de generación. En el caso de los proyectos greenfield (desde cero) que sean con inversionistas locales. Y en distribución, el foco está en Colombia, en usar la red para potenciar negocios e innovar en la relación con el cliente, así como modos alternativos de generación de energía, como la solar, a pequeña escala”
¿La última reforma tributaria desestimula los planes de inversión de Celsia en el país y que busque más por fuera?
“Seguimos comprometidos con Colombia, pero también al ser administradores de recursos de los accionistas, estamos obligados a mirar las inversiones que mejor relación tengan entre rentabilidad y riesgo. Si la rentabilidad por el tema de impuestos baja, y vemos que en otros países hay oportunidades con riesgo similar, el mandato de los accionistas es hacer las inversiones donde creen más valor”.
¿De cuánto es el alza en la tasa efectiva de impuestos con la última reforma?
“El nivel de tributación es alto en estas empresas intensivas en capital y patrimonio: el conjunto de impuestos que pagamos efectivamente al Estado ya ronda el 60 por ciento (sobre utilidades). Solo con la última reforma se incrementó alrededor de 10 por ciento”.
¿Cuánto se ahorraría Celsia en un escenario sin conflicto armado?
“¡Hombre!, eso sería entre 35 mil y 40 mil millones de pesos anuales, de seguros, convenios con el Ejército, condiciones de transportes, logística y demás”.
Por cierto, ¿cómo ve el proceso de paz?
“Es muy importante y ya se ha invertido mucho tiempo. Esperamos que salgan asuntos que contribuyan a mejorar la competitividad del país y traiga como consecuencia un mayor nivel de desarrollo, más generación de empleo y equidad, basados en un esquema de respeto por la propiedad e iniciativa privada. Es importante que se fortalezca la institucionalidad, un debido control del territorio y el monopolio del Estado en el manejo de las armas”.
Al fin funciona Alto Tuluá, terminó valiendo $153.500 millones, tras el atentado de la guerrilla: ¿qué aprendizaje le dejó a Celsia?
“Nos quedó claro que mientras no estén garantizadas las condiciones para la debida protección a esos activos por parte del Ejército, se disminuye notablemente la rentabilidad de pequeñas centrales de generación por altos costos de seguridad. El proyecto fue identificado desde 2005, comenzó obras en 2011, pensamos que iba a costar 130 mil millones de pesos. Ahora, parte del extracosto (23.500 millones de pesos) fue reembolsado por las aseguradoras”.
Con todo y eso, también están construyendo Cucuana en Roncesvalle (Tolima), otra zona que ha sido bastión de la guerrilla...
“Ahí vamos muy bien, esperamos ponerlo en este segundo trimestre en operación con sus 55 megavatios y luego de una inversión de 315 mil millones de pesos. Ha sido una zona también alterada en su orden público, donde los costos de construcción, logística y transporte son más altos”.
¿Por qué Celsia se metió en proyectos tan complicados?
“Ambas centrales ya estaban en el portafolio de Epsa (filial de Celsia) cuando la fuimos a comprar y todas esas contingencias de menor rentabilidad fueron valoradas y tenidas en cuenta. Pero lo cierto es que si son una muestra de que Celsia cree en Colombia, volviendo a base cero, hoy no los haríamos. Esa es una lección aprendida”.
¿Cuándo arrancan las obras en San Andrés de Cuerquia (Antioquia)?
“De la optimización del proyecto surge un cambio en la licencia ambiental y estamos atentos a que Corantioquia nos dé ese licenciamiento. Esperamos que sea en el segundo semestre”.
Con eso listo, ¿arrancarían las obras?
“Hay que ver cómo evolucionan las condiciones de orden público. La nueva administración determinará de acuerdo con las alternativas de inversión y su relación rentabilidad-riesgo si es la primera opción, pues requiere una inversión de unos 140 mil millones de pesos, o si existen otras que generen más valor con menos riesgo”.
De otro lado, ¿cómo explicarle a un pequeño accionista que los ingresos crezcan 9% a 2014, pero la utilidad, sin hechos extraordinarios, haya caído 6%?
“El 2013 fue un año muy bueno en el giro ordinario del negocio y 2014 también lo fue, pero no así en los temas no recurrentes de asientos de provisiones, por eso la utilidad baja. Desde el punto de vista de la generación de caja se tiene una compañía sólida (894 mil millones de pesos de Ebitda). Las empresas deben mirarse no solo con la perspectiva de lo que fueron, sino de lo que pueden ser”
¿Por qué la acción de Celsia ha caído 20% este año?
“Nos preocupa, no es cómodo y no creemos que ese precio se corresponda con los fundamentales del negocio, ni con la generación de flujos de caja y la rentabilidad. Es un tema de coyuntura más asociado al contexto global y la migración de inversiones del mercado de acciones hacia otras latitudes y a que los fondos de pensiones no tienen cupo o apetito. Creemos que no es buen momento para apresurarse a tomar decisiones de salidas abruptas de Celsia y otras compañías”.
A su juicio, ¿es momento para que el Gobierno venda su parte en Isagén?
“A mi manera de ver, el sector público debe hacer y tener inversiones donde no sea viable la llegada de la inversión privada y favorezca la competitividad del país en actividades de alto beneficio social. Si se vende Isagén, lo fundamental es encontrar fórmula que blinde esos recursos y garantice que sean para el plan de mejoramiento de carreteras”.
Por último, en dos meses y medio se jubila: ¿le da “guayabo” retirarse de
Celsia?
“Me voy con la gran satisfacción del deber cumplido y con el guayabo de privarme de la cercanía, día a día, de personas tan valiosas que me ayudaron en una gestión por transformar a Celsia en lo que es hoy”.
¿Qué aprendió que se necesita para presidir a Celsia?
“Lo fundamental para mí fue saber desaprender y tener la humildad para saber aprender de un nuevo sector, así como la capacidad para convocar y congregar a seres humanos valiosos en un proyecto desafiante como el que nos propusimos hace nueve años”.
¿Qué se lleva en el corazón de la empresa?
“La gente”.
¿A qué se piensa dedicar luego de 43 años de trabajar?
“No me veo en una vida contemplativa, ni en un empleo. Me veo estudiando y aprendiendo nuevas cosas, con un estilo de vida más saludable y equilibrado, con relación a mi familia. Y me veo participando y apoyando iniciativas que generen desarrollo y bienestar”.
¿Ya pensó que hará el primer día de su retiro?
“Respirar profundo para pensar serenamente en dónde puedo ser útil para servir más”.