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En los últimos cuatro años los comerciantes colombianos han contabilizado pérdidas por 1,96 billones de pesos debido a las mermas operativas, es decir por causa de robos y averías de mercancías así como por errores, desperdicios o vencimiento de productos perecederos (ver Glosario).
Solo el año pasado esas pérdidas sumaron 516.344 millones de pesos, cifra inferior en 4 % a los 532.968 millones anotados en el 2015. Pero, ¿qué hacen los comerciantes para cauterizar esa vena rota?
El Censo Nacional de Mermas 2017 de Fenalco señaló que el plan de acción contempla cinco tipos de estrategias que a su vez abarcan 33 medidas de control que van desde la capacitación y educación de los empleados de los almacene, hasta auditorías y pruebas de polígrafo.
Las estrategias dirigidas al personal resultan más efectivas para prevenir las mermas que las tecnológicas. Así, los incentivos económicos para los empleados resultan más beneficiosos para un supermercado que ubicar un blíster de seguridad o cadenas y cables para proteger los artículos que están exhibidos.
Un dato que resulta llamativo es que el 47,79 % de las mermas del comercio el año pasado, equivalentes a 246.760 millones de pesos, no tienen explicación, es decir su origen no está identificado.
Se asume que estos costos obedecerían a robos internos y externos o a errores administrativos o de los proveedores, pero finalmente nadie puede precisar las causas.
En 2015, el total de las mermas desconocidas se ubicó en 231.194 millones de pesos, por lo que el fenómeno aumentó el año pasado 6,73 %.
En contraste, las mermas conocidas, aquellas atribuidas a desperdicios, averías o vencimiento en el caso de productos perecederos, sumaron 269.583 millones de pesos observando una reducción del 10,66 % frente a los 301.773 millones de pesos reportados en el año 2015.