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Juan Camilo Ramírez López no quiere ni hacer la cuenta de cuánto tendrá que pagar de impuesto a la riqueza JCR Ingeniería Eléctrica, la empresa que fundó y gerencia desde hace 25 años, en Medellín. “Deme usted la noticia”, dice, antes de dar las cifras para establecer el monto.
Por este artículo se enterará que la calculadora arroja que son 179 millones de pesos, para una empresa de 200 empleados y que el año pasado vendió 10.500 millones, pero solo obtuvo utilidades de 100 millones. Y eso que tiene “atrapados”, como dice Ramírez, otros 200 millones para pagar impuesto de renta y el Cree, que grava las menguadas utilidades.
Pero este empresario sabe que no tiene de otra que pagar, así ahora el flujo de caja esté aporreado con ciclos de facturación que superan los 90 días.
Como él, deben estar echando cuentas hoy unos 84 mil contribuyentes sujetos del impuesto a la riqueza, unas 32 mil empresas (personas jurídicas) y otras 52 mil personas naturales. Según la Dian, ese universo tuvo al primero de enero de 2015 patrimonios líquidos (descontando deudas) iguales o superiores a 1.000 millones de pesos. Así, la entidad espera recaudar 4,85 billones de pesos este año (ver nota anexa).
De hecho, a partir de mañana comienzan los 10 días de vencimiento, hasta el 26 de mayo, para cancelar la primera cuota del tributo que creó la última reforma tributaria y sustituyó el impuesto al patrimonio (ver gráfico).
“Ese impuesto es otra de las goticas que llenan el vaso. Hice un estudio en que por un producto que me cuesta hacer, por ejemplo, mil pesos, sumando mano de obra y materiales, por impuestos y otras cargas que no tienen nada que ver con producción se debe pagar 460 pesos más, ¡un 46 por ciento más!”, explica con indignación Ramírez.
Ante una alta carga impositiva, muchas compañías no les queda más que acudir a los bancos, como reconoce María Elena Ospina, directora para Antioquia de la Asociación Colombiana de las Micro Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi): “Además, los bancos no prestan tan sencillo y tan barato cuando muchas empresas o ya están muy endeudadas o no les está yendo bien en ventas”.
Así que pagar el impuesto a la riqueza pasa para muchas compañías por tener menos cupo financiero para hacer inversiones, menos efectivo para pago de proveedores, menos oportunidades para expandir áreas de producción, en últimas, de sumar más empleos. Al final, por esa vía, el Impuesto a la Riqueza lo pagan también los que buscan trabajo.
Aunque prestar para pagar impuestos ya es habitual, EL COLOMBIANO estableció que otras pymes toman caminos más complejos. Por ejemplo, en el sector comercio deciden vender puntos de venta propio para enfrentar la cascada tributaria del primer semestre luego de un regular 2014.
Otro alternativa en la industria ha sido tercerizar la producción y la comercialización, con los riesgos y menor rentabilidad que implica. Incluso se conoció el caso de un empresario de las confecciones que, asfixiado por la competencia asiática y el contrabando, optó a finales de 2014 por desmantelar su planta, liquidar el personal, la mayoría mujeres, y volver a los caminos de la informalidad.
Desde hace algunos meses maquila con talleres satélites para cumplir con pedidos nacionales, antes de asumir más impuestos y pasivos con “un entable propio”. “Es muy triste, pero el Estado no deja de otra”, reconoció el confeccionista, quien pidió reserva de su nombre.
En todo caso, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, justifica el tributo como un acto de equidad de los que más ganan para mantener la inversión en programas sociales con los más pobres. Aún así, los tributaristas consideran varios lunares del nuevo impuesto (ver dos Análisis).
También las grandes compañías han visto cómo su tasa efectiva de tributación subió a niveles nunca antes vistos y tuvieron que reservar millonarias sumas para cumplir con el primer pago del tributo.
En el caso del Grupo Argos, proyecta que solo por impuesto a la riqueza deberá pagar 234.723 millones de pesos entre 2015 y 2018, cuando se hace el pago de 2017. Sumado a la sobretasa del Cree, la última reforma implica en este cuatrienio pagar 489.496 millones de pesos, eso es 129.209 millones más que lo pagado con el impuesto al patrimonio entre 2011 y 2014.
“Sin la reforma de 2014, nuestra tasa efectiva de tributación sería del 64 por ciento, si 2015 fuera igual a 2014, la tasa de tributación se sube a 76 por ciento con sobretasa Cree e impuesto a la riqueza, y será similar por todos los años que dure esta reforma ‘temporal’”, reveló Dora Maya Patiño, gerente Legal Tributaria de Grupo Argos.
Por su parte, Isagén estima que el impuesto a la riqueza le implicará girarle a la Dian 30.057 mil millones de pesos solo en 2015, de los cerca de 67 mil millones que puede alcanzar en los próximos tres años. Así las cosas, con impuesto diferido, la generadora de energía pasa de 52 a 55 por ciento lo que se le va en pagos tributarios de su utilidad operacional.
“Vemos propicio buscar que se grave la actividad productiva (los ingresos) más que el patrimonio, pues hace que la rentabilidad se deprima y reste atractivo a los inversionistas”, concluyó su gerente Financiero encargado, Juan Diego Ortiz Hoyos.