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Tres desafíos de industria para innovar en Medellín

Aunque existe interés de invertir en proyectos de ciencia, tecnología e innovación, hay piedras en el zapato.

  • Foto: Donaldo Zuluaga Velilla
    Foto: Donaldo Zuluaga Velilla
Tres desafíos de industria para innovar en Medellín
17 de octubre de 2017
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Medellín tiene la meta de conectar 1,5 billones de pesos de capital emprendedor e innovador al 2021 y de paso, transformar la economía local, agregando valor y consolidando una industria de talla mundial.

Sin embargo, antes de lograr este propósito mega se identificaron tres desafíos que la industria antioqueña primero debe resolver, según el más reciente balance del programa Gestores de la Innovación, coordinado por la Corporación Ruta N.

A continuación, los puntos a trabajar a fondo:

Falta capital de riesgo

Cuando las empresas logran identificar una oportunidad de inversión, de negocio o de incursionar en un nuevo mercado tienen el reto de generar recursos suficientes para dar ese paso.

Pero, ocurre que surgen otras necesidades en el día a día de las organizaciones, y los empresarios optan por destinar presupuesto hacia esos imprevistos. Por ejemplo, mejoramiento de infraestructura o compra de equipos. Es más, si el empresario tiene los recursos monetarios, pero no tiene claro ese objetivo de desarrollo innovador, puede optar por dedicarse a invertir en otro tipo de mecanismos, como acciones en el mercado de capitales o bonos.

“Hay muchas ganas de innovar, de perdurar en el tiempo, pero no se invierte lo suficiente en innovación. Es un tema que demanda recursos en dinero y en tiempo, pero los empresarios dudan”, comentó Rubén Villegas, profesional de Innovación Organizacional de Ruta N.

En este sentido, como región se apostó por invertir el 3 % del Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia, tecnología e innovación, meta ratificada en el pacto firmado por 2.460 organizaciones de la ciudad. Esto ha hecho que más empresas opten por tener más dinero disponible para este tipo de desarrollos. De hecho, ya existen vehículos de inversión en grandes compañías como Bancolombia y Cementos Argos, que apoyan intraemprendimientos (proyectos internos) o algunos externos de su interés.

Actualmente, la disponibilidad de capital emprendedor per cápita en Medellín es de 220.190 pesos (valor calculado con una población de 2,5 millones de personas), cuando hace un par de años era de 170 mil pesos; un crecimiento del 29 %.

Así mismo, los negocios necesitan capital inteligente y flexible que permita financiar el desarrollo, consolidación y crecimiento del producto innovador. Se entiende este tipo de recurso como aquel que se invierte con conocimiento de causa, no de inventar por inventar y sacar ensayos que no tienen viabilidad en el mercado.

Un ejemplo de esto lo tiene Industrias Haceb, que ha invertido 170 millones de dólares en los últimos ocho años en ciencia, tecnología e innovación y lo plantean no desde un ensayo al azar sino desde un conocimiento más detallado del consumidor, de sus hábitos, sus tendencias y necesidades de producto.

“Este aspecto se refiere a conocer primero al consumidor y lo que este requiere. Es base fundamental para pensar en unos desarrollos soportados en ciencia, tecnología e innovación. Así hay coherencia en el manejo del capital invertido”, indicó Cipriano López, gerente de Haceb.

Otro elemento destacado por esta compañía es la importancia de trabajar en red, en equipo con otras organizaciones, tal y como lo hacen con su competidor Whirlpool y ahora socios en la planta de Copacabana para fabricar lavadoras.

Hay casos de otros inversionistas que pusieron sus ojos en una empresa innovadora como Rappi, plataforma especializada en el manejo de domicilios. Es una aplicación móvil que factura 10 millones de dólares y que comenzó como una idea pero recibió respaldo inversionista.

“Hay proyectos que se desarrollan con menos de un millón de pesos. Lo importante es que las empresas definan su área de oportunidad, sean juiciosas con su metodología y sean constantes en su trabajo para alcanzar estos objetivos”, apuntó Villegas.

Visión global

Adicional a la restricción de capital innovador hay una falencia en la parte gerencial: adolecen del contexto del mundo. No ven más allá de la evolución de los negocios y del desarrollo tecnológico en su sector económico.

De esta manera, se hace más difícil que se gesten productos de talla internacional. Hay empresas que no saben cómo se desarrolla su sector, ni cuánto crece en otros territorios. Tampoco saben cuáles son las olas de crecimiento, ni las tecnologías que impactarán su sector en el futuro. “Hay un dicho que dice: a cada sector económico le llegará su Uber y para eso se deben preparar las empresas”, añadió Villegas.

Entre las razones para esta miopía global se destaca que los empresarios se concentran en los problemas de productividad del día a día y apenas solucionan lo que está entre las cuatro paredes de su empresa.

Sin embargo, hay ejemplos como Andi del Futuro, con nuevas empresas que ya tienen como su factor diferenciador temas de big data, business intelligence, entre otros. Aunque hay casos puntuales, la gran base de empresarios antioqueños carece de esta visión global.

Velocidad de respuesta

Hay un tercer elemento relevante y es el que tiene que ver con los tiempos de respuesta. Acá es donde vuelve y juega la falta de metodología de las empresas, sin medición del paso a paso para cristalizar sus proyectos innovadores. De ahí que algunas empresas se demoren más de lo presupuestado y terminan abandonando sus desarrollos.

“Los empresarios definen como necesidad principal llegar al mercado con un prototipo. Cuando en realidad deberían partir de la necesidad de mercado, para llegar al desarrollo del prototipo”, resaltó el profesional de innovación de Ruta N.

Así las cosas los ejecutivos deberán hacer sus ajustes en los procesos innovadores para lograr éxito en el mercado, primero validando, corrigiendo y ajustando, porque la innovación no es magia.

Infográfico
2.460
organizaciones de la ciudad hacen parte del Gran Pacto por la Innovación.

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